Crónica Sitges 2011: Retorcida infelicidad

Retorcida es el adjetivo que mejor define "Mientras duermes," la nueva incursión de Jaume Balagueró en el thriller psicológico. Retorcida por su enfermizo punto de partida, retorcida por la extrema maldad de su protagonista, retorcida por los depravados acontecimientos a los que nos lleva su angustiosa trama, retorcida por atentar contra la felicidad humana, retorcida por  no mostrar compasión alguna hacia el espectador, retorcida por el oscuro tour de force brindado por Luis Tosar. En fin, retorcida...brilantemente retorcida. ¿Felices sueños?

¿De qué va?

César trabaja de portero en un inmueble de viviendas. Su trabajo le permite conocer a fondo todo de todos los inquilinos; de hecho, si quisiera, podría incluso controlar sus vidas, influir en ellas como si fuera un Dios, abrir sus heridas y hurgar en ellas. Y todo sin levantar ninguna sospecha. Clara, la nueva y alegre vecina del quinto, se convertirá en su principal objetivo.

¿Quién está detras?

Hijo pródigo de Sitges y rey Midas del género local, Jaume Balagueró.

¿Quién sale?

Luis Tosar –otro rey midas, en este caso de la interpretación– borda el papel de César, un hombre sombrío, una amenaza en la sombra, cuya pareja en la vida real, Marta Etura, se erige esta vez en la escalofriante víctima de su depravante tormento. El tercero en discordia es Alberto San Juan.

¿Qué es?

Retratos de una obsesión + La Sconosciuta

¿Qué ofrece?

Una sólida película de género que se acerca más al thriller psicológico que al terror, cuya trama, por más que aparente llevarnos a terrenos redundantemente conocidos, nos sorprende con un extremo retrato de una enfermiza infelicidad. Lo que parece la típica historia de enajenado solitario se obsesiona de chica joven y guapa se revierte en un desolador retrato de un alma incapaz de sostener su propia infelicidad pero incapaz de respetar también la felicidad de los demás. No hablamos de sexo ni de amor enfermizo, la única obsesón que existe aquí es la insatisfacción. César, ni es feliz ni puede soportar que quienes le rodean, en este caso los habitantes del edificio que el regenta, puedan serlo. Para ello utilizará toda clase de oscuros y retorcidos recursos que golpean a sus víctimas tanto como lo hacen al espectador. Un Luis Tosar fabulosamente oscuro, una Marta Etura resplandecientemente angelical y un Jaume Balagueró en estado de gracia nos regalan esta oscura pero sobre todo, gratificante pesadilla. Única advertencia: jamás dejen la llave de su casa a su 'entrañable' portero.