11 de Octubre del 2012 | etiquetas: Festival de Sitges, Festivales 2012
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Curioso el dato. El hijo de Cronenberg aterriza en Sitges para presentar su ópera prima, la hija de Lynch hace lo propio con su cuarta película...aunque con suerte bien diferente. Si "Antiviral" se me revela como una prometedora incursión en el género, "Chained" caba su propia tumba encadenando a una perezosa Jennifer Lynch al más absoluto olvido.
¿De qué va?
Una mujer y su hijo toman un taxi para volver a casa, con la mala pata de que el conductor es un asesino en serie que lleva años beneficiándose de su trabajo para cumplir con su oscuro hobby. El chico termina encadenado en la casa del asesino, que le ordena mantener aseada la casa, comer las sobras y limpiar cada vez que él termina con una nueva víctima. Pasan los años, y el chico, apodado Rabbit, ya se ha hecho mayor: ha llegado el momento de ver en qué se ha convertido tras tantos años de violencia.
¿Quién está detrás?
La hija de David Lynch vuelve a Sitges tras ganar en el 2008 el premio a la mejor película con "Surveillance"
¿Quién sale?
Un recuperado Vincent D'Onofrio proporciona el únco plus a la película. Le secundan Eamon Farren y una Julia Ormond en capa caída.
¿Qué es?
Una vulgar muestra de género destinada a acumular polvo en una estantería de videoclub.
¿Qué ofrece?
Nada nuevo y tampoco nada bueno, excepto la excelente caracterización de Vincent D'Oonofrio. Por lo demás, una vaga Jennifer Lynch se caba su propia tumba con un thriller de estética fea, de nulo carisma y escaso potencial perturbador, cuya trama no hace más que ahondar en la vulgaridad más profunda del género con algún que otro irrisorio golpe de efecto. Una lástima, no queda ni rastro de la encomiable "Surveillance" pero si de ese inclasificable despropósito con forma de serpiente ("Hisss"). Suena la alarma: ¿flor de un día que irremediablemente se marchita?.
Nota: 3 / 10