06 de Octubre del 2014 | etiquetas: Festival de Sitges, Festivales 2014
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Sobre el papel, estaríamos ante "la historia de un robo que mezcla el género del suspense con la ciencia-ficción, utilizando toques de humor surrealista para llegar a una apuesta decidida por el cine de intriga subversiva". En boca de su director en cambio, todo se reduce a "una mezcla de Tarkovsky y “Kung-Fu Panda”. Sergi Caballero sigue hablando ruso, y lo hace pasando de los fantasmas de "Finisterrae" a los enanos de "La Distancia", una distopía neorealista que probablemente también signifique la rareza más socarrona y marciana que disfrutaremos este año en Sitges.
¿De qué va?
Un artista confinado en una central térmica de Siberia encarga a tres enanos con poderes sobrenaturales que planifiquen y roben algo que denomina La Distancia.
¿Quién está detrás?
Una extraña historia catalana de fantasmas rusos significaba también la ópera prima de Sergi Caballero, una de las mentes detrás del Sónar. Si "Finisterrae" es una película que fascina y desconcierta, un cuento de hadas protagonizado por dos fantasmas que quieren dejar de serlo y para ello recorren el Camino de Santiago, su segunda película no podía ser menos.
¿Quién sale?
Los 3 'fantásticos' que dieron imagen al último Sónar, que también son 3 de los enanos que protagonizaron "Blancanieves".
¿Qué es?
Su director la señala como "un cruce entre Tarkovsky y Kung-Fu Panda", nuestro compañero Neil Young la define en The Hollywood Reporter como "una película de robos con un giro tan exquisitamente bizarro que hace que Origen parezca Ocean's Eleven. Compramos tanto una como la otra. Y si a ellas les añadimos Bresson y Terry Gilliam, ya tenemos el pastel completo.
¿Qué ofrece?
"Un filme con tres enanos que hablan por telepatía en atmósferas extrañas solo podía estrenarse en Sitges". Es la inmejorable presentación que su director, Sergi Caballero, podría brindar al estreno nacional de "La Distancia". Todo un acontecimiento, y no tan solo por significar la tercera película que surge con sello Sónar, también por suponer, y probablemente de largo, la película más socarronamente marciana que disfrutaremos esta nueva edición de Sitges. Una destilada mezcla de géneros (en ella convergen el fantástico, la comedia, el thriller, o el drama existencialista) que partiendo de un singular registro que resulta tan surrealista como minimalista, y un irreverente humor absurdo que tiene la capacidad para convertir lo soez y grotesco en incentivo y estímulo, articula la película de robos más peculiar y bizarra jamás filmada. Tanto es así, que tiene el descaro, más bien la ingeniosa agudeza, de convertir un paraje desolado de Teruel, que en su tiempo fue la central más grande de España, en la Siberia más remota y profunda, proclamándolo así (y con el permiso de nuestros 3 particulares 'fantásticos') en el gran y verdadero protagonista de "La Distancia", una hermética y provocativa rareza entre cuyos encantos telequinéticos destaca su capacidad para convertir la voz en off en telepatía. Una distopía neorrealista de índole tan artística como plástica, que subvierte dos de los subgéneros más manidos del cine comercial (como es el caso del cine de superhéroes y robos) en una muestra del cine autorial más desconcertante y radical. Un extravagante y poderoso WTF que bien merecería su debido protagonismo en el palmarés final. Cruzaremos los dedos.
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