08 de Octubre del 2014 | etiquetas: Festival de Sitges, Festivales 2014
TwittearHijo pródigo de Sitges, el director de "Conociendo a Matsuko" y "Confessions" compite nuevamente en SecciónOficial con un vigoroso y demente thriller de venganza en el que prácticamente todo suena a coreano (empezando por su depravado personaje principal), que dedica un estiloso homenaje al pulp y el retro explotation de los 70, y que cruzando Laura Palmer con "Oldboy", es capaz de evocarnos la figura del gran Seijun Suzuki (plasmado en sus títulos de crédito a lo grindhouse) embarcándose en una demoledora espiral marcada por la degradación y violencia. Bienvendidos a "El Mundo de Kanako".
¿De qué va?
Cuando Kanako, hija pródiga y alumna intachable, desaparece, su madre no duda en llamar a su exmarido, un policía poco ortodoxo. A medida que la investigación avanza, la imagen idealizada de Kanako se va resquebrajando, dejando entrever que, bajo la excelencia, la chica esconde otra vida, más oscura y secreta.
¿Quién está detrás?
Reventar la taquilla japonesa y hacerse un meritorio hueco en el panorama del cine nipón no son los únicos atributos de esta película y de Tetsuya Nakashima. Es que además te pega a la silla y no te suelta hasta que cae el telón. Prueba inmejorable de ello son sus anteriores "Conociendo a Matsuko", "Kamikaze Girls" y "Confessions".
¿Quién sale?
Protagonizada por Koji Yakusho, y a la coreana. Es decir, no solo cumple, sino sobresale, en un papel hecho a la medida del gran Choi Min-sik.
¿Qué es?
Un cruce entre Laura Palmer y "Oldboy" rodado con sello pulp a lo Seijun Suzuki.
¿Qué ofrece?
Uno de los mejores y más memorables títulos por los que seguro, recordaremos esta Sección Oficial de Sitges 2014. Tetsuya Nakashima sigue incurriendo en su particular universo desde su inconfundible registro. Es decir, tal y como hiciera en sus tres primeras (e igualmente fascinantes) películas, vuelve articular un violento y enervado thriller criminal, que también es un siniestro y perverso drama familiar, enmarcándolo desde el formato eminentemente videoclipero y publicitario. El resultado es una obra estéticamente sobrada de excesos, argumentalmente pasada de vueltas, que se siente tan estridente, ampulosa y sobrecargada, como penetrante, inquietante y definitivamente cautivadora. Un artefacto sobrado de provocativos contrastes que tiene el descaro de retorcer hasta la saciedad aquellos tabús sociales que se sienten más mórbidos y escabrosos (la prostitución de menores, las turbias relaciones paternofiliales o el bullying están entre ellos) desde una mirada eminentemente esteta y agresivamente reiterativa. Y aunque todo ello apunte a lo contrario, el aclamado director japonés no solo sale ileso de la quema, sino que más bien, tan inabarcable reto lo supera con nota. No en vano, es su marca de la casa. "El Mundo de Nananko" es una implacable delicia audiovisual que, comunicándose no tanto por los diálogos de sus personajes como a través de su frenético e hipervitaminado montaje, sorprendentemente abduce mucho más de lo que supuestamente epata. Su merecido protagonismo en el palmarés final atisba una apuesta segura.