31 de Agosto del 2012 | etiquetas: Festival de Venecia, Festivales 2012, Crítica
Twittear
Vuelve el director de "Goodbye Solo", una de las grandes películas con las que el mejor cine indie norteamericano nos ha obsequiado en los últimos años, y lo hace de la mano de Zac Efron y un acaparador Dennis Quaid, con carreras automovilísitcas y conflictos familiares de por medio. ¿Si me ha gustado? diría que sí, ¿que me ha defraudado?, pues también. Así que mejor, vayamos por partes.
¿De qué va?
Dean Whipple es un joven, a quien, su padre, un empresario agricultor de carácter agrio a punto de jubilarse, tiene planeado pasarle la empresa familiar (que precisamente no está pasando por su mejor momento). Sin embargo, y como siempre pasa en estos casos, el muchacho tiene unos planes bien diferentes para su futuro. Amante de las carreras de coches, Dean quiere convertirse en un piloto de éxito y no en un agricultor con muchas posibilidades de seguir la misma suerte que su progenitor, es decir, en un hombre condenado a no levantar cabeza del pueblo en el que siempre ha vivido.
¿Quién está detrás?
Premiado en los festivales más importantes del mundo entre los que se incluye el de Venecia y nombrado por Roger Ebert como uno de los directores más influyentes de la década, Ramin Bahrani, tiene una obra escasa pero de incuestionable calidad cuya cima está constituida por el tríptico (que no trilogía) de "Goodbye Solo", "Man push chart" y "Chop Shop" además de un fabuloso cortometraje en el que suenan Werner Herzog, Sigur Ros y lo protagoniza una bolsa de plástico.
¿Quién sale?
Un irreconocible Dennis Quaid (aunque no precisamente por una camisa que no se la quita a lo largo de todo el film por más que la noche se junte con el día) y cuya interpretación se erige, para bien y para mal, en la principal responsable de llevar todo el peso de la película. Mucho más gesticulativo y grandilocuente de lo que nos tiene acostumbrados, a ratos encandila, a ratos repele. Poderoso sí, cargante también. Le acompañan 'su nene' Zac Efron (con una caracterización tan sobria como visceral), su mujer Kim Dickens (musa descubierta en "Deadwood" y confirmada en "Treme") y 'su amante' Heather Graham.
¿Qué es?
Shotgun Stories + Días de Trueno
¿Qué ofrece?
Como era de esperar, repito sensaciones, aunque de menor grado, con este nuevo paso que da la filmografía de Ramin Bahrani. Me resulta inevitable quedar otra vez empapado por la densa y personalísima atmósfera melancólica que tan poderosamente caracteriza todas y cada una de las películas del director yankee y que, por suerte, no resulta modelo de excepción en "At any Price". De la misma forma que tampoco puedo evitar distanciarme de su mirada en el momento que tira de innecesarios giros de guión o que Dennis Quaid se hace dueño y señor de una secuencia tras otra sin apenas darme tiempo para tomar aire y descansar de su, cargante a ratos, asombrosa y estimulante a otros, (sobre)actuación en esta suerte de cruce entre "Shotgun Stories" y "Días de Trueno", que acaba por erigeirse en un melodrama tan cautivador como también irregular.
Al igual que "Shotgun Stories", "At any Price" también se caracteriza por esa esencia indie que de forma tan personal emanaba la ópera prima de Jack Nichols, un relato de tragedia clásica que retrata la guerra entre dos familias (dos grupos de hermanos) por la muerte de uno de ellos. Suplantando esta vez los verdes campos de una árida Iowa por los blancos campos de algodón del sur de Arkansas, y también revelándose de forma parecida (con menor crudeza aunque estimable sutilidad) cuán lejos se puede llegar por defender el honor de tu propia familia, Ramin Bahrani recorre mismo camino aunque con concue con mmuchas menos revoluciones, hecho que finalmente provoca que el motor se ahoge. ¿La gran sorpresa? Podría darla Dennis Quaid haciéndose con el León de Oro.