Crónica Venecia 2012: "La Cinquième Saison" o el bizarro reverso apocalíptico de "Le Quattro Volte"

06 de Septiembre del 2012 | etiquetas: Festival de Venecia, Festivales 2012, Crítica Twittear

"La Cinquième Saison" no vacila a la hora de enseñar sus cartas y abrir fuego con su primera escena, que no es otra que una secuencia clavada a la imagen de cabecera de este post. Según afirman sus propios directores: "nuestra película atenta contra la arrogancia de el hombre que no hace nada, no ofrece nada a la naturaleza y encima, le deniega la fertilidad a la tierra". ¿"La comedia de la vida" pasada por el filtro de Bruno Dumont? ¿El reverso bizarro de "Le Quattro Volte"?. Un sentido y magistral canto a la vida en forma de bello poema visual (y natural) encuentra ahora respuesta en este sugestivo reverso apocalíptico que los directores belgas, Peter Brosens y Jessica Woodworth, nos proponen con su última y desoladora película.

¿De que va?

Una misteriosa maldición azota un pequeño pueblo rural flamenco situado en las Ardennes. La primavera nunca llega, el invierno nunca acaba, las abejas mueren, las vacas dejan de dar leche o las semillas nunca crecen.  Entre tanto desconcierto, un joven retraido mantiene una austera love story con la hija de un granjero hasta que la violencia explota. ¿Se acerca el fin del mundo?.

¿Quién está detrás?

La pareja de directores formada por Peter Brosens y Jessica Hope Woodworth, nos entregan la tercera parte de una trilogía cuya mirada apunta a la relación del hombre con la naturaleza y su entorno. Tras apuntar a las tribus en Mongolia con "Khadak" y viajar en "Altiplano" a los Andes de la mano de Magaly Solier. "La Cinquième Saison" es profeta en su tierra cerrando el ciclo.

¿Quién sale?

Aurélia Poirier, Django Schrevens, Sam Louwyck, Gill Vancompernolley y un gallo que no canta son los principales protagonistas.

¿Qué es?

"La comedia de la vida" pasada por el filtro de Bruno Dumont + un "Le Quattro Volte" apocalíptico.

¿Qué ofrece?

La película comienza con un hombre tratando de comunicarse con un gallo e instándole a cacarear. Lo que viene a continuación es una sucesión de imágenes tan surrealistas como minimalistas que nos arrancan una permanente sonrisa que no tarda en borrarse de un plumazo en el momento que lo que parecía revelarse en una comedia rural a medio camino entre el humor deadpan y lo absurdo (de esas que tan bien ruedan en los países fríos) acaba por erigirse en un austero y frontal drama de tintes apocalípticos que pese a sus innegables virtudes no acaba por darnos lo que en un principio promete, despertando a través del desarrollo de su trama sensaciones excesivamente abruptas y encontradas que finalmente me llevan a ver el vaso medio vacío y no medio lleno.

Una lástima tratándose de una mirada de esas que prometen de todo, menos indifierencia, cuyas referencias nos llevan desde Bruno Dumont a Roy Andersson pasando por una suerte de "Le Quattro Volte" apocalíptico y cuyo radical tratamiento nos revela la insobornable mirada de una pareja de directores cuya filmografía toca seguir de cerca tras concluir de forma tan inclasificable como apocalíptica y bizarra su particular trilogía sobre la vida rural. Grandiosa ni de lejos, ahora, curiosa y bien programada en sección oficial, desde luego.