Crónica Venecia 2013: "Mary is Happy, Mary is Happy" la vida en 410 tweets al estilo Linklater

Crónica Venecia 2013: "Mary is Happy, Mary is Happy" la vida en 410 tweets al estilo Linklater 04 de Septiembre del 2013 | etiquetas: Festivales 2013, Festival de Venecia, Crítica Twittear Toca incidir en la Biennale College. Un proyecto de producción de películas de la Mostra que tiene como objetivo dar la oportunidad a grandes promesas de todo el mundo. En este marco aparece "Mary is Happy, Mary is Happy", una original y arriesgada propuesta de -atención, amigos- Nawapol Thamrongrattanarit, en la que desde una cultura a priori diametralmente opuesta a la nuestra disecciona una moda convertida en forma de vida, como es la tecnología y su utilidad como escaparate público de nuestra vida privada en una sociedad mundial, prácticamente globalizada.  ¿De qué va? Mary está en su último año de instituto, y se muestra obsesionada con todo lo que sucede en su vida, desde conflictos amorosos, familiares, de amistad e incluso escolares. Además, empieza a preocuparse por extraños sucesos que ocurren a su alrededor. Hasta aquí todo bien. Lo original viene en que la película está basada en 410 tweets consecutivos de una chica anónima y real que el director aprovecha para construir una narracion de una gran frescura y de la más ferviente actualidad, resultando así, la vida de la ficticia Mary.  ¿Quién está detrás? Estamos ante una gran promesa tailandesa que ha pasado ya por el selecto Berlinale Talent Campus y en esta ocasión por la Biennale College de Venecia. Su anterior trabajo "36" es otro trabajo interesante de estilo. ¿Su mayor problema para triunfar? Su inaprehensible e impronunciable nombre: Nawapol Thamrongrattanarit. ¿Quién sale? Patcha Poonpiriya da vida a la atormentada Mary. También aparece con frecuencia su mejor amiga Sully interpretada por Chonnikan Netjui. ¿Qué es? 410 tweets de espíritu Linklateriano. ¿Qué ofrece? Un interesante ejercicio de estilo en el que el director parte de la vida privada -pública- de una adolescente articulando una historia arrojada narrativamente, en la que se tratan todo tipo de tópicos cada vez más universales desde un innovador punto de vista juvenil. Ese momento en el que los cambios se suceden, y la libertad anterior se ve sustituida por responsabilidades que van de la mano de sensaciones nunca experimentadas anteriormente. Un profundo y trabajado guión que nos hace reflexionar sobre el poder tecnológico y como a través de los tweets de una persona anónima es posible crear un relato fiel y veraz que refleje su vida sin tan siquiera conocerla. Una muestra única y personal de como las fronteras culturales se difuminan para demostrarnos que los problemas del mundo juvenil comparten con los habítos tecnológicos una misma raíz, sea Tailandia, o mismamente España, su originario país. Preocupaciones y ambiciones de una sociedad global que supuestamente nos une, aunque realmente nos aturda y posiblemente nos aliene. Miedo me da. Nota: 7/10