Crónica Venecia 2013: "Tracks" camellos de sobremesa

29 de Agosto del 2013 | etiquetas: Festival de Venecia, Festivales 2013, Crítica

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Los camellos de Mia Wasikowska son para toda la familia, para ver de sobremesa, entre cabezada y cabezada, y con la tripa bien llena. Mucho más cercana a una aventura Disney que a grandiosas propuestas con las que comparte espíritu y filosofía (pero no mirada) como "Meek's Cutoff" o "Hacia rutas salvajes", el lugar que "Tracks" debe ocupar es un multiplex (o si lo prefieren, la pantalla hogareña) pero desde luego, no una sección oficial de Venecia.

¿De qué va?

La historia real de Robyn Davidson, que allá por 1975 viajó desde Alice Springs hasta la costa del Océano Índico, cruzando el desierto a lo largo de más de 2700 kilómetros con la compañía de su perro, tres camellos y el fotógrafo de la National Geographic, Rick Smolan.

¿Quién está detrás?

Teniendo en cuenta que estamos ante el director de "El velo pintado" y  "Stone", sinceramente, no se le puede exigir mucho más.

¿Quién sale?

Mia Wasikowska cumple pero no luce. A su lado, Adam Driver, a quien últimamente le hemos visto luciendo 'jeta' en propuestas mucho más memorables que la olvidable "Tracks". Es el caso de "Frances Ha", "Girls" o "Lincoln".

¿Qué es?

Podría ser un "Hacia rutas salvajes" rodado por Kelly Reichardt pero se asemeja mucho más a un "Océanos de Fuego" bajo el sello Disney.

¿Qué ofrece?

Una aventurilla para vivir de sobremesa que presenta todos los ingredientes necesarios para una buena siesta, o en su detrimento, una tediosa experiencia festivalera. El sempiterno desierto que cruzamos junto a Mia Wasikowska, su adorable perro y entrañables camellos, nos brinda el tiempo suficiente para añorar la mirada de Kelly Reichardt. Su demoladora capacidad de impregnar a los personajes en ese característico halo de relevancia tan filosófico como existencial, o su don para convertir la belleza en hostilidad, no está al alcance de John Curran. Jugando con mano ganadora, "Tracks" opta por conservar y no por arriesgar. Y a pesar de tenerlo todo para envolverse de una atmósfera tan hermosa como austera, adolece de toda posible visceralidad, prefiriendo dejarse llevar por un argumento absolutamente plano y lineal. Una película basada en hechos reales, de mimbres muy salvajes pero de conservadora puesta en escena, que sigue al pie de la letra el manual. Por suerte, el oasis que promete Kelly Reichardt aún está por llegar, y cruzado el desierto de "Tracks", aún le esperamos más. Agua, por favor.

Nota: 5 / 10