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Publicado el 07 noviembre 2013 por Icreadas @icreadas

Uno empezó a escribir en este blog para no olvidar la vocación infantil (y la ilusión inicial) que me hizo elegir estudiar periodismo. Luego, el destino me ha hecho entrar y salir varias veces de ese mundo, pero nunca apartarme de él. Ni de sus protagonistas. Me gusta seguir los pasos de aquellos a los que en su día tomé como referencia o que, simplemente, me cayeron en gracia en este oficio, profesión, carrera o putiferio laboral llamado periodismo.

Estos chicos de la prensa también cayeron en gracia

Estos chicos de la prensa también cayeron en gracia

Uno de ellos ha sido Julio César Iglesias (Zamora, 1944), al que muchos identifican por haber creado a la “quinta del Buitre”, o al menos quien le puso su marca comercial con la que siempre se identificaron a cinco jugadores del Castilla que marcaron una época en el Real Madrid (y Zaragoza): Pardeza, en este último caso, y Míchel, Sanchis, Martín Vázquez y Butragueño en el equipo blanco. La culpa de todo la tiene ‘Amancio y la Quinta del Buitre’ (originalmente sólo ‘La quinta del Buitre’), artículo publicado el El País el 14 de noviembre de 1983. Un mes después, cuando ‘El Buitre’ y Míchel sorprendían en el Castilla, escribió este otro artículo con título muy cinematográfico: ‘Alguien voló sobre el nido del Buitre‘, en clara alusión a la magnífica película de Milos Forman. 

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Recientemente, Julio César Iglesias ha presentado un libro: ‘La esfera y el guante’, en el que recopila sus mejores artículos deportivos, sobre todo de fútbol y boxeo. Estoy deseando tenerlo en mis manos, porque con este tipo de periodismo, reflexivo y comedido,  sobre todo se aprende y se disfruta, lejos de la información vacua, las “bufandas” partidistas y la discusión etílica y desaforada de bar en la que se ha convertido esta especie de “Sálvame” que es el periodismo deportivo y que, tristemente, es el que mueve a las audiencias. Antes de poder leer este libro, (publicado por cierto por Editorial Corner, dedicada únicamente al deporte rey en España,) he estado investigando por la web en busca de artículos que pueden estar en este libro y me he encontrado en la hemeroteca de El País con un buen puñado de ellos.

De los relativos al fútbol, hay muchos, y algunos muy recientes, pero me quedo a bote pronto con algunos que reflejan muy bien una época, o que a mi me parecen dignos de reflexión, como ‘Gárate, perito en el fútbol, ingeniero industrial’ (25/11/1976), en el que tomando como punto de partida los últimos años de gloria del genial delantero atlético, el periodista zamorano compara la carrera meteórica y dramática de los primeros futbolistas “El futbolista de antes era, por orden cronológico, un muchacho muy rico, un hombre muy confuso y un tipo muy triste.” con la de los futbolistas más actuales (de entonces, fianles de los 70) con mejor visión de futuro más allá de los campos, los goles y los aplausos.

Maturana, Valderrama, Higuita y Álvarez. Colombia al poder.

Maturana, Valderrama, Higuita y Álvarez. Colombia al poder.

Otro artículo, allende los años 80 y demás quintas del buitre y maradonas, me pilla en una época donde pude disfrutar más de este juego. Los noventa de Suker, Zamorano y Cruyff entrenador, dejaron hueco para genios de los banquillos que no tuvieron la suerte que se merecían, sobre todo en una liga plagada de presidentes excéntricos y circenses como la nuestra. Entre ellos el infravalorado, pero siempre con un discurso apasionado, entrenador colombiano Francisco ‘Pacho’ Maturana, que entrenó a Valladolid y Atletico de Madrid, entre otros. Con ‘El Rey del toque largo‘, homenajeaba a Ronald Koeman, ya en el ocaso del ‘Dream Team’. Decía de él que “Al golpear la pelota, Koeman repetía los pausados movimientos de la batería costera; eliminaba todos los ángulos de ataque, le pegaba de Heno con la pala del empeine y le transmitía un impulso rectilíneo“. Ya por edad o generación cercana a la mía, me gustó volver a leer ‘Chicos de oro‘ donde hablaba de una generación llamada a ganarlo todo con “la arrogancia serena de los campeones” y que, con el tiempo, vimos que aunque sí que consiguieron algunos de ellos éxitos en sus respectivos clubs (Raúl, Morientes, Guti, De la Peña y pocos más de los que nombra en el artículo), no dejaron de ser la generación JASP que se quedaría a las puertas de sus expectativas y que servirían de transición hacia los verdaderos chicos de oro que posteriormente ganarían Eurocopas y Mundiales. “Bajo el paraguas de la antena parabólica incorporan naturalmente a su repertorio todos los recursos, suertes y trucos, de modo que no son el resultado de una emulación local, sino una expresión de la nueva cultura catódica.”

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Hijos de la televisión, que dirían en ‘Drugstore cowboy’. Ahora, de Internet.  Por último, entre los artículos encontrados en la hemeroteca de El País, destacaría también uno sobre los años dorados de la exhibición del cine español. De cuando se llenaban salas de barrio, con películas convencionales y con las, entonces, novedosas y pecaminosas películas clasificadas “S”, más allá de las proliferantes salas X. Perpiñan ya no era la meca y leyéndolo ahora, uno parece asistir a otro mundo completamente diferente, no sólo en lo relativo al valor del acto social de ir al cine sino a las posibilidades de los nuevos tiempos de aperturismo que se estabn viviendo. Y la consecuente normalización que tendría (y tendrá) en la sociedad este tipo de aperturas y nuevas perspectivas del espectáculo erótico-cinematográfico. “No es triunfalista anticipar que dentro de poco los españoles vamos a tener el mismo derecho que los holandeses: cuando hayamos visto dos o tres docenas de películas romberas podremos bostezar con la misma desenvoltura que los espectadores nativos del barrio sexy de la dulce Amsterdam.

Pronosticó que los cines en Perpiñán irían a la quiebra. Lástima. El presente nos muestra cada día, a este lado de los Pirineos, que la gran mayoría de las salas de entonces ya lo están.


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