Revista Bares y Restaurantes
Ha terminado el verano, y con él, el desenfreno gastronómico. Septiembre suele venir con la sensatez y aunque sea por pocos días, buenos propósitos. Apuntarnos a un gimnasio donde vamos a quitarnos todos los kilos que hemos cogido y encima moldear nuestra figura. Apuntarnos a algún curso de esa espinita que tenemos clavada y nos queremos sacar, como tocar la guitarra, o aprender a hablar y escribir alemán, chino, árabe o sánscrito. Y como no, a comer sano. Olvidadas ya las cervezas del aperitivo, cambiamos las grasas del chiringuito por comida verde, sana y saludable. Yo como todo hijo de vecino, ya he hecho alguna de estas cosas, empezando por la de comer o intentar hacerlo de una manera más sana y equilibrada. Y para hacerlo, no necesariamente tenemos que hacerlo sufriendo. Si nos pasamos los días a base de verduras cocidas sin aliñar y leche de soja, estoy convencido de que se nos agriaría hasta el carácter. Así que he empezado a hacer una serie de platos donde predomina el uso de las verduras y hortalizas para reducir los malos hábitos y de paso enmascaras la verdura para los más pequeños de la casa. Una serie que lo mismo se puede quedar en una monografía, pero la intención es lo que cuenta.
Los Ingredientes.
300 gr. de espinacas crudas (he usado congeladas).150 gr. de cebolla.60 gr. de harina de trigo.
2 dientes de ajo.60 gr. de piñones. 400 gr. de leche.Sal, nuez moscada, pimienta.2 huevos y pan rallado para rebozar la masa.
La Faena.
Mientras que en una sartén sofreímos la cebolla bien cortada y el ajo hasta conseguir que quede transparente, en un cazo hervimos en poca agua y durante unos 5 minutos las espinacas previamente cortadas. Yo he utilizado un paquete de espinacas congeladas que también vale. Enseguida sacamos, escurrimos y apartamos hasta que este hecha la cebolla que necesita más tiempo.Cuando la cebolla ha tomado el color deseado, añadimos las espinacas, mezclamos y en unos minutos añadimos los piñones. A continuación echamos el harina y movemos hasta que quede todo bien mezclado. Ya solamente queda disolver el harina en la leche que vamos vertiendo poco a poco sin dejar de mover, especiar con pimienta y nuez moscada al gusto y corregir de sal. La proporción harina - leche para la bechamel viene a ser dos cucharadas soperas de harina por cada 250 ml.Vertemos la masa en una fuente y dejamos enfriar antes de empezar a crear las croquetas.Pasado un tiempo prudencial vamos a preparar las croquetas. Y en esto de hacer las croquetas viene a ser algo parecido a lo que es pedir un café. No hay dos personas que lo pidan igual. Hay a quien le gustan las croquetas pequeñas y crujientes, hay a quien le gustan gordas. Muy hechas, a medio hacer.... Pues bien cogemos dos cucharas del tamaño que vayamos a hacer las croquetas y procedemos a formar las croquetas. Las bañamos en un huevo batido primero y en pan rallado a continuación. Ya tenemos las croquetas listas para freír en abundante aceite, guardar en la nevera o congelar. Por cierto, aún no se decir buen provecho en sánscrito.