Revista Cocina
Una vez más habíamos quedado con Javier para charlar y disfrutar de la compañía de un buen amigo en Mi cocina. Procuro por todos los medios conocer los gustos y preferencias gastronómicas de quienes visitan mi cocina y así poder preparar lo que les gusta.
En ésta ocasión conociendo su pasión por los platos marineros, los típicos malagueños me decanté para la cena por un gran CALAMAR A LA PLANCHA (enlace de la receta), un magnifico ejemplar que pesó mucho más de un kilo y medio, al que acompañaría con unas “patatitas a lo pobre”, quedamos emplazados para la nueve de la noche.
Eran las ocho cuando nos llamó Javier para comentarnos que quizás llegaría una media hora más tarde, se encontraba con unos amigos y compañeros de profesión (Javier es comandante de una importante aerolínea) a quienes les había comentado que cenaría con nosotros y que probablemente degustaría “mis” croquetas, alabándolas hasta tal extremo que habían decidido intentar localizar un restaurante donde pudieran cenar “croquetas”.
Ante ésta tesitura le digo: ¡¡ Que se vengan tus amigos a casa !!. Que no, que les da “apuro”, que se vengan, que no, que son unos cuantos, no importa hay para todos……tras unos minutos de tira y afloja telefónico, le convencimos; llegaron cinco personas más a cenar, la plantilla casi al completo con la que poder viajar en avión para gran distancia, sólo faltaba el Boing en mi cocina y por supuesto, toda la tripulación probaron un surtido de mis croquetas.
Una velada estupenda que se alargó hasta bien entrada la noche, sentados todos alrededor de la mesa de mi cocina, disfrutando de la cena con unas personas divertidas y encantadoras, a las que desde aquí les envío un fuerte abrazo.
¿Saben que tengo publicadas un total de 17 sabores e ingredientes diferentes? Deliciosas las de salchichón malagueño (son mis preferidas), sorprendentes las de morcilla, el mar en un bocado las de jibia, las clásicas de jamón o las más malagueñas las de “pringá”…….aqui pueden echar un vistazo, ver las recetas de todas y así les animo a probarlas.
En ésta ocasión iba a hacer las clásicas de jamón serrano, con caldito del puchero y ante mi sorpresa me doy cuenta de que no tengo tanta cebolla como me gusta echarles, así que decido sobre la marcha prepararlas con puerro. El resultado, realmente sorprendente, riquísimas….hasta tal extremo que mi hija, ya saben la “moda” de hoy en día es compartir sobre la marcha, a través de las redes sociales cada momento que viven, publicó éste comentario a la par que se hizo ésta foto:
que se me va la vida detrás de estas croquetas de la mia madre *.*
Nunca habían durado tan poco tiempo las croquetas en mi frigorífico….han “volado” literalmente.
¿Cómo las hice?
Ingredientes:
Un trozo de cebolla blanca dulce, un puerro (bien hermoso), dos vasos de harina de trigo, dos vasos de caldo del puchero (en su defecto caldo de pollo), un vaso de leche entera, dos cucharadas de nuez moscada, pan rallado, jamón serrano muy picadito (he descubierto unos paquetitos que aunque no me gusta decir nombres, es ideal para las croquetas, en el Mercadona), medio vaso de aceite de oliva virgen extra (a ser posible malagueño), un huevo (si es pequeño dos), sal.
Los pasos que sigo:
Picar en trozos pequeños la cebolla y el puerro.
En una sartén echar el aceite de oliva, el puerro y la cebolla, salar y pochar a fuego lento, con cuidado de que no se lleguen a dorar.
Añadir la harina, remover mezclándola con el puerro y la cebollita dejándola “tostar” unos minutitos (con ello conseguimos que las croquetas no sepan a harina).
Agregar los dos vasos de caldo y la leche y remover con una paleta de madera (tiene que quedar relativamente líquida), si es necesario añadir un poco más de leche o de caldo.
Echar el jamón y la nuez moscada, probar de sal y rectificar si fuese necesario e ir removiendo hasta conseguir la textura deseada, se notará que están listas cuando la masa se despegue conforme se va removiendo de las paredes de la sartén, procurando que no quede demasiado espesa.
Retirar del fuego y dejar enfriar a temperatura ambiente durante una o dos horas.
Batir el huevo en un plato, colocar el pan rallado en un cuenco.
Ir cogiendo porciones de masa y darle forma de “croqueta”, una vez que estén todas hechas ir pasándolas por huevo (suelo echar cinco o seis en una misma tanda, que queden bien impregnadas), escurrirlas un poco y pasarlas al cuenco de pan rallado, removiendo enérgicamente a fin de que queden bien rebozadas.
Sacarlas y colocarlas en un recipiente, tapar con papel de aluminio y dejar en el frigorífico unas horas a fin de que se “asienten”.
Freir en aceite muy caliente. Aconsejo freidora, suelo usarla para éste tipo de fritos, ya que el golpe de calor inicial es ideal y quedan fritas uniformemente, dándoles un aspecto apetitoso y crujiente.