Crumble de ciruelas

Hablando un día con una amiga sobre este tipo de postres, importados de los países anglosajones, y siempre muy interesada en reproducirlos, intercambiamos opiniones sobre cómo hacerlos sin equivocarnos, cosa que pensé no me ocurriría por lo simple de su elaboración (en apariencia).  La mayor dificultad es obtener un buen resultado en la textura del crumble que depende esencialmente de la cantidad que se agrega de mantequilla a los demás ingredientes secos, hay que respetar las medidas, si nos pasamos con ésta el crumble se funde y si nos quedamos escasos se queda muy seco (C.Bretherton). Os dejo mi experiencia por si os apetece probar.
¿Qué es crumble? pues es una mezcla de harina, mantequilla y puede que un cereal que se frota a la textura de pan rallado y se cocina como un complemento para la fruta.

Ingredientes para la base:

- Ciruelas en su punto de maduración (preferentemente rojas) 400 g.- Miel de flores (o cualquier otra que tengáis siendo de abejas) 7 cdas.

Ingredientes para el crumble:

- Harina de repostería 150 g.- Mantequilla fría 100 g.- Azúcar moreno 75 g.- Avena en copos 60 g.

Elaboración:

Encendemos el horno a 200 ºC. 

Deshuesamos las ciruelas, previamente lavadas y las colocamos en el fondo de un molde de horno, no muy grande, es preferible recogido. Las regamos con la miel.
Preparamos el crumble poniendo en un bol la harina y la mantequilla en dados. Frotamos ambos y hacemos migas con ellas, no demasiado finas para que no quede compactado. Incorporamos el azúcar y la avena y revolvemos aireando, soltando las migas.


Cubrimos toda la superficie de las ciruelas con el crumble.

 
  Introducimos en el horno hasta que la superficie tome color dorado, puede ser de media hora a cuarenta minutos según el horno. Las ciruelas habrán soltado sus jugos al hervir y sobrepasarán el crumble.
Se debe tomar templado y muy bien acompañado de helado o chantilly.