Es una verdad tan simple como dolorosa: nunca podrás gustar a todos. Si tus padres te consideran la hija perfecta, tu hermano te dirá que eres la persona más aburrida del universo. Cuando tu jefe te felicite, tu colega se quejará de que eres demasiado competitiva. Y mientras que a tu pareja le encanta tu afición al deporte, tu amiga se quejará de que te estás pasando con el ejercicio. La solución no es intentar ser más perfecta, sino aceptar las diferencias.
Tu decides qué es importante en tu vida
Como seres humanos buscamos la valoración de la gente de nuestro entorno. La vida parece más fácil cuando los que te rodean te apoyan en tus decisiones. Sin embargo, cuando no lo hacen, no significa que no te quieran. Normalmente es mucho más simple: tienen otras prioridades. No hace falta que cambies tu vida por ello. Aunque sí que tendrás que aceptar que lo que a ti te importa no necesariamente importará a los demás de la misma forma. Eso no significa que tus valores sean inferiores, sino simplemente son diferentes.
Quién decide qué es lo más importante para ti, eres tu. Quizás prefieras valores como la estabilidad que se obtiene con un salario fijo, o la flexibilidad que obtienes al trabajar por tu cuenta. Tal vez prefieras vivir en la ciudad para disfrutar de lainfinidad de posibilidades que te ofrece la urbe, o tal vez prefieras las comunidades más pequeñas por el contacto más cercano con los vecinos. Lo que debes recordar es que ninguna de las opciones es mejor . Solo existe una opción que se adapta mejor a ti, y esa es una decisión que nadie más que tú puede hacer.
Hay otros como tu. Incluso más locos.
El camino de Santiago me mostró que existen más formas de vivir de lo que percibimos en el día a día. Además, hay gente que tiene ideas y sueños parecidos a los tuyos, por raros que parezcan.
Hice el camino con una mochila de 5kg, y mientras algunos me juzgaron de irresponsable, otros compartieron conmigo sus propias estrategias de minimalizar su equipaje. Corro con zapatillas de deditos y por cada cien miradas incrédulas me cruzó con alguien que también corre descalza y se genera una conexión inmediata. Cuando empecé este blog, parecía que a nadie más le interesaba el hecho de que se puede vivir mejor con menos. Y aunque en mi entorno directo no siempre reina la comprensión, por los comentarios y mensajes sé que no soy la única loca que quiere mejorar el mundo.
El mundo hiperconectado en este contexto es una gran ventaja. Puedes encontrar la tribu que comparte valores contigo, estés donde estés. Quizás soy la única en mi barrio que corre por las playas con los zapatillas raras. Pero a través de internet puedo encontrar otros que también lo hagan para intercambiar trillas, música y organizarnos para hacer competiciones. Te aseguro que por muy diferente que creas que eres, habrá otros con inquietudes parecidas a las tuyas. Y juntos podéis conquistar el mundo, o por lo menos disfrutar de ser diferentes, sabiendo que hay otros como vosotros.
¿Dónde y cuándo te juzgas negativamente porque no eres como “los demás”?