Revista Psicología

Cuando el rey de la casa comparte trono: trucos para facilitar la llegada de otro hermano

Por Centro Psiconet

Nos encontramos ante una de las fechas más importantes del año: reencuentros, celebraciones, comilonas, regalos, buenos deseos… Pero lo curioso viene ahora:

En muchos casos, la magnitud de este espíritu navideño se comprobará dentro de nueve meses.

Según el INE, los niños nacidos entre 2000 y 2016 lo han hecho en su mayoría entre septiembre y octubre, o lo que es lo mismo… fueron concebidos en Navidad.

Pero lo importante de este artículo no es el mes de nacimiento, sino si estás esperando otro hijo y entre todo el caos una de tus preocupaciones es no saber qué hacer para que el inminente hermano mayor reaccione de la mejor manera posible.

  • Los meses de espera:

Dependiendo de su edad, es común que reaccione portándose mal, con rabietas inesperadas, volviendo a hacerse pis en la cama cuando ya no era un problema… Todas estas conductas solo indican el miedo e incertidumbre que siente ante lo que está por venir. ¿Y si mis padres dejan de quererme?

¿Qué podemos hacer?

Reforzar las cosas que haga bien, acompañándolo de frases del tipo “tu hermanito va a alucinar contigo”, por ejemplo.

Prepararle para lo que viene. Explicarle que un bebé llora, que al principio no puede jugar…

Si va a compartir su cuarto con él podemos hacerle partícipe de la nueva disposición y decoración para que sienta que ese espacio aún le pertenece y que no es solo “una invasión”.

  • La presentación del nuevo hermano:

Este momento es crucial. Además de ser una de las primeras personas en ir al hospital, en el momento de su llegada nos centraremos solo en él mientras el peque está en la cuna, para que vea que tener un hermano no le resta atención ni cariño.

Lo ideal es prepararle para el nacimiento días antes, incluso haciendo que elija un regalo “de hermano mayor” para dárselo al bebé cuando le conozca. Del mismo modo, le daremos algo que viene de parte de su hermanito.

  • La nueva vida en casa:

Es una situación caótica, lo sabemos, pero si le implicamos en pequeñas tareas de cuidado como pasar los pañales o pedirle opinión sobre la ropa le ayudará a sentirse útil y valorado.

Mantener las rutinas de siempre (parque, cuento antes de dormir…) aunque duren menos.

Esto también incluye las regañinas. Si se porta mal reaccionaremos igual que antes, sin mostrarle un trato de favor aunque se esté adaptando mal, pues si se da cuenta de esto lo usará para conseguir mayor atención y las rabietas se multiplicarán.

Aprovechar los pequeños momentos, incluso mientras atendemos al bebé.

Podemos jugar con él, contarle anécdotas o enseñarle fotos de cuando él era así.

Planes de “hijo único” de vez en cuando. Pelis, parque, actividades…

Será una etapa complicada, llena de altibajos, eternas dudas, frustración, mar de lágrimas… y sobre todo poca paciencia.

A pesar de esto respetad sus tiempos, sin forzarle a hacer carantoñas al bebé si no quiere. Las mejores historias de amor se cocinan a fuego lento…


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