Revista Coaching

'Cuando has eliminado lo imposible, lo que queda, por muy improbable que parezca, tiene que ser la verdad'

Por Ignacionovo


Autor: Arthur Conan Doyle "¡No lo harás! ¡No puedes hacerlo! ¡No debes hacerlo!" fue la respuesta que la madre de Sir Arthur Conan Doyle dio a su hijo cuando, en 1891, este le comunicó que quería terminar con Sherlock Holmes para dedicar más tiempo a escribir libros de otros géneros. A pesar de la pelea con su madre, el autor mató el personaje y se  hizo de rogar para resucitarlo, algo que no ocurrió hasta 1905.
Hoy he querido evocar la figura del que, sin dudarlo ni un instante, es uno de los más populares sino el más popular, personaje de ficción jamás creado por escritor alguno. Sherlock Holmes fue protagonista de una serie de 4 novelas y 56 relatos de ficción publicados la mayor parte en The Strand Magazine. Resulta asombroso que con tan contadas aventuras, haya llegado a convertirse en el mito que hoy es.
Creado en 1887 por el escritor escocés Arthur Conan Doyle , Sherlock Holmes es el prototipo de investigador cerebral por excelencia e influyó en toda la ficción detectivesca posterior a su aparición.  ¿Y cómo podría describirse, según los relatos de Doyle, a este genial detective? En palabras de su buen amigo el Doctor Watson, Holmes era delgado, de nariz ganchuda, irónico, ingenioso e intelectualmente inquieto. En ocasiones resulta algo brusco, pero es cortés con las mujeres, a pesar de que desconfía. No es muy ordenado en la rutina cotidiana, fuma en pipa, toca el violín (a menudo a horas poco adecuadas) con maestría y, cuando se aburre por falta de los retos intelectuales que suponen sus casos, consume cocaína. Sin embargo, su característica más notoria es la utilización del razonamiento puro para resolver los casos más intrigantes y poder llegar a las conclusiones más sorprendentes a partir de detalles aparentemente triviales, gracias a su extraordinario poder de concentración y a sus amplios conocimientos tanto científicos como de las más variadas disciplinas.
Y hablando de conocimientos, esta es la lista en la que Watson valoraba, en una de las obras de Doyle, las fortalezas y debilidades de Sherlock Holmes: "Conocimiento de la literatura: Nada. Conocimiento de Filosofía: Nada.  Conocimiento de Astronomía: Nada. Conocimiento de Política: Débil. Conocimiento de Botánica: Variable, bien en la belladona, el opio y venenos en general, pero no sabe nada de jardinería práctica. Conocimiento de Geología: Práctico, pero limitado. Conocimiento de Química: Profundo. Conocimiento de Anatomía: Preciso, pero no sistemático. Conocimiento de la Literatura sensacionalista: Inmenso. Él parece saber todos los detalles de todos los horrores perpetrados en el pasado. Es un jugador experto, boxeador y espadachín. Tiene un buen conocimiento práctico de la ley británica…"
En cuanto a las curiosidades la más notable de todas en relación a Sherlock Holmes es la que hace referencia  a su más famosa frase, es decir: -Elemental, mi querido Watson. Esta conocidísima frase, en realidad es falsa, pues el personaje nunca la pronunció en las novelas o relatos de Doyle, y debe atribuirse su fama al cine; concretamente fue dicha por primera vez en la última escena del primer filme de Holmes de la era sonora, The Return of Sherlock Holmes(1929)
La residencia de Sherlock Holmes, el 221b de la calle londinense de Baker Street (que originalmente no existía), ha sido totalmente remodelado, y ahora es la sede del edificio de la Abbey NationalBuilding Society, una de las instituciones financieras más conocidas de Inglaterra. A pesar de que Holmes es un personaje de ficción, siguen llegando por correo dos mil cartas anuales solicitando sus consejos. Y la institución dispone de empleados exclusivos dedicados a responder las solicitudes.
La frase de hoy merecía estar entre las elegidas del blog. Demasiadas veces obviamos nuestra capacidad de deducción, apartándonos de la realidad pura y dura, para acercarnos a una realidad que es la que más nos conviene y la que hemos decidido unilateralmente ver. La vida no ocurre como queremos, sino como ella quiere ocurrir. Por ello, sería aconsejable que cuales Sherlock Holmes, sin pipa meerschaum (espuma de mar) ni deerstalker hat  (gorra de cazador) eso sí, agucemos nuestro olfato y afinemos nuestra vista para ver, no solo lo que hay escondido detrás de todo lo que nos rodea, sino, fundamentalmente, aquello que no conseguimos ver... aunque sea evidente y lo tengamos ante nuestros ojos.


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