Ignacio Hidalgo, director del área laboral de Chávarri y Muñoz Abogados y director técnico del Seminario Cómo externalizar con total garantía para su empresa que se celebrará el próximo martes 8 de octubre de 2013 le responde a esta pregunta.
Y como la vida (la suya propia) es lo que reflejan los poemas de Iribarren, en más de una composición nos encontraremos con las palabras de un hombre que observa el mundo desde detrás de una barra de bar, pues la profesión del poeta es la de camarero. Poema de la página 30:
ALGO, LO QUE SEA, PERO YA
Si al menos sucediese algo distinto. Si, por ejemplo, alguien tuviera la feliz idea de subirse a la barra y recitar a Homero. O me pidiese fuego una mujer, mirándome a los ojos, fijamente. Algo, no sé. Que el camarero me confesase al fin entre sollozos que es maricón perdido.
En Serie B (1998) el tema del amor y de las relaciones comienza a hacerse más presente que en el poemario anterior. Poema de la página 52:
LA MUJER DE MIS SUEÑOS
En todas las ciudades que he pisado, me ha parecido verte:
un autobús que arranca y que no cojo, o un ascensor cerrándose, o doblando una esquina hacia la noche, o al fondo, entre humo y voces, de un bar de madrugada…
En cualquier sitio, siempre, tu imagen que aparece y que desaparece.
Y la metaliteratura y el deseo de desacralizar la poesía, siguen presentes, en un tono que en muchos casos me recuerda a la poesía de Charles Bukowski. Poema de la página 96:
FAX A LOS POETAS
No se preocupen. Ustedes sigan adornando sus jodidos arbolitos de Navidad.
Yo haré el trabajo sucio.
En Desde el fondo de la barra (1999) el tema del paso del tiempo y la pérdida de la juventud empieza a hacerse más presente. Poema de la página 107:
SE ACABÓ EL CUENTO
Se acabó el cuento, amigo: esto es la vida. Todos los grandes sueños con los que hasta ahora te has entretenido, puedes dejarlos a la entrada. Aquí no sirven de nada.
En Seguro que esta historia te suena lo individual siempre se sitúa por encima de lo colectivo, y la política parece quedar abolida de sus páginas. La política es el terreno de las visiones cerradas y férreas de la vida, parece decirnos Iribarren, y su visión del mundo es más irónica, más rabiosa, más lúcida. De este modo, si pensamos en la complejidad política del País Vasco, en el que Iribarren vive, cobran una mayor relevancia versos como los que encontramos en la página 117:
LO DEMÁS SON HISTORIAS
Mi mujer y mi hija, estas paredes y estos libros, un puñado de amigos que me quieren -y a los que quiero de verdad-, las olas del cantábrico en septiembre, tres bares, cuatro con el garito de la playa. Aunque sé que me dejo algunas cosas, puedo decir que, de ser algo, ésa es mi patria. Lo demás son historias.
En La frontera y otros poemas (2000-2005) la constatación del paso del tiempo se empieza a asimilar desde una perspectiva irónica. Poema de la página 155:
TRAGAME TIERRA
El semáforo cambia a ámbar no me va a dar tiempo a pasarlo, acelero, pero es inútil, rojo.
Freno, y me entretengo mirando a una deliciosa pelirroja que empieza a cruzar la calle, y que me mira a su vez, que no me quita ojo,
y que resulta ser -trágame tierra- una amiga de mi hija.
Destaco de este poemario esta composición (página 165):
COSAS DE LA VIDA, COSAS DE LA LITERATURA
Es de Madrid (bueno, se ríe, para ser más exactos, de Alcorcón), da clases de literatura en la universidad y ha venido a San Sebastián a pasar el puente. Dice que le gusta mucho mi poesía. Dice que me conoció por Internet. Dice que también le gusta Roger Wolfe. Luego se calla. Luego sólo me mira. Yo sigo con los cafés del personal. Ella sigue callada. Veo cómo se apaga su sonrisa. En su rostro una mezcla de tristeza y decepción.
En los poemas del libro Ola de frío (2007) la mirada de Iribarren se ha vuelto más contemplativa, más resignada. Me llamaba la atención leer poemas de esta parte del libro y de vez en cuando volver atrás y releer algunos de La condición urbana; en los de Ola de frío los versos se empiezan a acercar casi a la tradición oriental, ya que se fija mucho en elementos climáticos como la lluvia, el viento, la luz… y el lenguaje bronco y callejero del principio también se ha suavizado. Página 228:
PEQUEÑA RÁFAGA
Llega el viento a la plaza levanta un pequeño remolino de hojas secas tuerce el humo del fumador del banco arranca algún gemido mínimo al columpio… y se va –herido en su orgullo ante tanta indiferencia- añorando a su hermano mayor el huracán.
En sus últimas composiciones, Iribarren se ha alejado definitivamente de los excesos de su juventud. Página 277:
COSAS DE POETAS
Un joven poeta que quiere conocerme. Quedamos en un bar. Hablo yo, él me mira y escucha: no bebo, no fumo, no creo en la salvación del mundo… Y luego un poco de literatura. Pasan las horas. La euforia inicial languidece. Le acompaño hasta su hotel. Me ha encantado conocerte –dice-, aunque… no sé… te imaginaba de otra forma. No pasa nada –le digo-, hace unos años yo también.
Una especial melancolía me ha causado el poema de la página 276:
AQUÍ
Aquí, Junto a la barra, como todas las tardes.
Viendo a través de los barrotes de la lluvia el mundo.