Revista Cultura y Ocio

Cuando te quedas pasmado mirando al retrovisor

Publicado el 19 marzo 2015 por Debarbasyboinas @DeBarbasYBoinas

espejoA todos, en determinados momentos de nuestras vidas (y que casualmente se repiten con cierta frecuencia), se nos ha dado por volver a mirar esas fotos de cuando eras más joven, o simplemente quisimos recordar cosas que hicimos o que nos ocurrieron en nuestro pasado.
Las reacciones ante esto son muy diversas, y seguramente cada uno tiene reacciones particulares, pero parece que evidente que muchas de ellas se repiten, teniendo en cuenta, sobre todo, el tramo de la vida que se esté emprendiendo en cada momento.
Si eres joven y recuerdas algunas cosas que hiciste en la escuela, es muy fácil que eches de menos el no tener que asumir muchas responsabilidades vitales, tales como estudiar, hacer deberes, trabajar, mantener estables tus finanzas, cuidar y mantener tu casa, tener a otras personas bajo tu cargo,…
Si estás en la época en la cual ya te llaman madurit@ y ves fotos de cuando eras joven, harías cualquier cosa por volver a tener ese tipazo que tenías con 20 años, o miras las pintas que tenías, o viendo si uno mismo en la actualidad se reconoce en aquellas viejas fotos de cuando era joven.
Si ya eres una persona mayor y les cuentas alguna batallita de tu vida a tus nietos, y ellos te contestan con la típica pregunta de: -¿Abuelo, en tu época había ordenadores? ¿Había tablets? ¿Había móviles? ¿Había consolas?, y así hasta un largo etcétera de preguntas citando cuanta tecnología moderna existe en la actualidad, lo más habitual es que entiendas poco o muy poco de muchas de las cosas de las que hablan tus nietos. Esto hace que tu pensamiento se evada a recuerdos de épocas pasadas, que no necesariamente eran mejores que los tiempos actuales, pero que desde luego uno los entendía mucho mejor.
Los únicos que parece que no tienen estos momentos de nostalgia (o de morriña, como decimos los gallegos) son los niños, y ya no digamos los bebés. No sé qué puede producir nostalgia en un bebé, y si, efectivamente, de bebés tuviésemos nostalgia por algo, lo más normal es que no nos acordemos. ¿Cuántos os acordáis de algo de cuando erais bebés? Además, siendo niño, a veces tus padres te enseñan una foto de cuando eras un bebé, y te dicen: ¿Fulanito, te acuerdas de cuando eras así? Y la verdad es que a esa edad, lo más habitual es que no recuerdes esos momentos (o que tengas un recuerdo demasiado borroso como para poder decir que te acuerdas de ese momento), y que además no entiendas a tus padres sobre el motivo por el cual te han hecho tan semejante y extraña cuestión.
Estos momentos de nostalgia normalmente nos surgen así, de repente, porque algo del presente nos trae a la memoria cosas del pasado, o porque alguien de nuestro alrededor se ha puesto nostálgico, y, cuanto más cercana sea esa persona, más nostálgicos nos ponemos. En este último caso, parece que esos momentos de retrospección se contagian como si de una enfermedad se tratase, pero no os preocupéis, pues de la misma manera en que vinieron estos momentos, también se van, y por lo tanto, continuamos con la cotidianeidad del presente.

Simón de Eiré


 


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