Seis centros comerciales del Estado de São Paulo consiguieron ayer el apoyo de la Justicia para bloquear sus puertas automáticas para que policías y vigilantes privados identificasen a quien quisiera entrar. El blanco de la discriminación: menores solos, pobres. Ese es el perfil de quien está poniendo en jaque a varios centros comerciales del Estado con los llamados rolezinhos, encuentros multitudinarios de jóvenes, convocados por las redes sociales que, incluso sin intención de delinquir, incomodan a clientes y propietarios de tiendas.