El sábado pasado era día de mercado en mi ciudad y no pude resistir, me compré un magnifico ramo de rosas! Desde el primer minuto en que las puse en el florero, su aroma tan hermoso y sus colores vivos llenaron mi casa de una harmonía primaveral. ¡Qué bonito es mi ramo!. Pero cuál fue mi sorpresa hoy al llegar a casa, mi ramo se había marchitado… noooooo!!! Qué tristeza… Igual es porque no se me da bien cuidar de las plantas…
… O no! También es posible que mis rosas estuvieran infectadas por un hongo fitopatógeno en el momento de la compra y que no me había dado cuenta… ¡Maldita sea, este hongo me jugó una mala pasada!
Prolongar la vida de las flores cortadas es uno de los mayores retos de la industria ornamental, y la limitación en el almacenamiento a largo plazo de flores cortadas es directamente relacionada con el desarrollo de pudriciones, donde Botrytis cinerea (moho gris) ocupa el primer puesto.
Y a eso me dediqué durante mi estancia en la Universidad de Wageningen en Holanda: a intentar prolongar la vida de las flores cortadas afectadas por Botrytis cinerea. Me apasionó este proyecto, y además fue uno de los trabajos más agradables a lo largo de toda mi carrera profesional! Imagínate empezar el trabajo todos los días rodeada de rosas… fue todo un sueño. Años después me di cuenta de la importancia de haber trabajado en un proyecto de biotecnología aplicada… fue una de estas “pequeñas decisiones” que cambió mi futuro.Botrytis cinerea es una enfermedad muy común en muchas flores cortadas (rosa, clavel, crisantemo, estatice y gypsophila). Es también un problema fitosanitario que da muchos problemas de cabeza a los productores y exportadores porque las infecciones producidas por este hongo suponen cada año unas pérdidas enormes para los países productores de flores cortadas.
La Unión Europea es por tradición un importante mercado productor de flores y plantas ornamentales. Su producción alcanzó los 9.500 millones de euros en 2010, y con el 40% de cuota de mercado, Holanda es, por mucho, el mayor productor de la zona Euro y del mundo en general.
Botrytis cinerea penetra en las células vegetales a partir de heridas ocasionadas por agentes mecánicos o ambientales ocasionadas durante la poda, corte o limpieza de las flores. Al inicio del desarrollo, se desarrollan pequeñas manchas traslúcidas inapreciables por el ojo humano. Posteriormente, el hongo avanza hacia el pedúnculo de las flores dejando paso a las células necróticas de color marrón. En muchas ocasiones, la enfermedad se dispara durante el transporte por falta de aireación y exceso de humedad entre las plantas. Efectivamente, las esporas de Botrytis cinerea son capaces de germinar e infectar los tejidos de la planta en condiciones de humedad igual o superior a 93%, condiciones favorables que se dan con frecuencia durante el almacenamiento y el transporte de las flores cortadas.
Uno de los mayores problemas relacionados con esta enfermedad es que no se puede predecir si una flor ha sido infectada antes de su comercialización, y aunque pueda aparentar sana en las floristerías, puede ser que ya haya sido infectada durante las manipulaciones anteriores a su compra. La pérdida de beneficios comerciales relacionada con las infecciones de flores cortadas por Botrytis cinerea es tal que puede causar hasta la pérdida total de la producción. Existen varios tratamientos fitosanitarios o ceras protectoras aplicadas en post-cosecha para prolongar la vida de las flores cortadas, pero lo ideal sería identificar las flores infectadas por el hongo en el momento del corte con el fin de apartarlas y limitar de esta forma la contaminación de lotes sanos.Mi proyecto en la Universidad de Wageningen consistía en poner a punto un método de análisis genético rápido y sensible para la predecir la vida de las flores cortadas hasta 7 días después del corte y antes de su puesta en los mercados mundiales. Con la tecnología de los Chips de ADN (del inglés DNA microarrays), medimos directamente la actividad de un conjunto de genes bioindicadores que controlan el crecimiento y desarrollo de la enfermedad.
Algunos de vosotros solo veréis puntos de colores en el chip de ADN, pero está técnica es actualmente una técnica muy común en la comunidad científica, especialmente en medicina donde está teniendo mucho éxito por ejemplo en el campo de la oncología para la tipificación de tumores o para el diagnóstico prenatal de enfermedades genéticas como pueden ser el Síndrome de Down.Esta tecnología revolucionó el análisis genético ya que permite medir simultáneamente de los niveles de expresión de miles de genes, o incluso el genoma completo de un individuo, en decenas de diferentes condiciones fisiológicas o patológicas. Un chip tiene unos cientos de miles de “puntos” (del inglés “spot”) o unidades de fragmentos de ADN especialmente seleccionados según el análisis desarrollado. En mi caso, el laboratorio diseñó un chip de ADN especial con miles de replicas de fragmentos de genes de diferentes especies vegetales y de Botrytis cinerea.
La tecnología del chip de ADN consiste en comparar la expresión del individuo objeto del estudio (en mi caso las rosas infectadas por Botrytis cinerea) con un individuo “control” de referencia (en mi caso una variedad de rosas resistente a la infección de Botrytis cinerea). La lectura de la expresión de los genes de ambas muestras es posible mediante el uso de algunos compuestos fluorescentes rojo y verde que nos indican qué genes se expresan o no en diferentes estadios celulares. En mi estudio, comparamos la susceptibilidad de infestación de diferentes variedades de rosas blancas, a diferentes estadios de desarrollo desde el estadio botón hasta la caída de los pétalos. El Chip ADN nos indica con un color aquellos genes que se expresan sólo en el estadio celular joven y con otro color aquellos genes que sólo se expresan en el estadio celular avanzado. Un color intermedio indica que esos genes se expresan en ambos estadios celulares, y evidentemente los puntos oscuros son genes que no se expresan o no hibridan.Gracias a este estudio, pudimos detectar varios genes bioindicadores que, según su nivel de expresión, nos informaron sobre la sensibilidad y el grado de la infección de Botrytis cinerea en las rosas cortadas, ya sean visibles o no los síntomas de esta infección. Los resultados de este primer análisis fueron tan prometedores que dieron pie al perfeccionamiento del estudio hasta desarrollar un kit de análisis genético rápido y sensible que predice el estadio sanitario de las flores cortadas hasta 7 días después del corte y sobre todo antes de su puesta en los mercados mundiales. Hoy en día el kit está patentado y una empresa de Wageningen en Holanda ofrece esta tecnología a los profesionales del sector hortícola para implementar su rentabilidad en el mercado.
Es para mí un honor haber participado a este gran estudio. Es muy gratificante ver que tus esfuerzos han sido recompensados en la obtención de una nueva técnica de biotecnología aplicada. Al terminar este post sonrió pensando en que quizás, en estos momentos, un comercializador de flores cortadas está solicitando el análisis genético de sus rosas… todo un sueño hecho realidad.
Elodie Brans.