Anoche pudimos ver por fin “Los Tres Cerditos”, el primer episodio de Cuéntame un Cuento, la apuesta de Antena 3 para una noche muy complicada, donde la competición con La que se avecina o Isabel los puede traer de cabeza.
Cuéntame un Cuento es una serie de cinco episodios independientes, al estilo Black Mirror, en los que los cuentos clásicos (Blancanieves, Los Tres Cerditos, La Bella y La Bestia, Hansel y Gretel y Caperucita) son adaptados a la realidad de una manera innovadora y oscura. Los responsables de la cadena dicen no estar preocupados por la batalla de audiencias ya que saben que están apostando por una serie diferente y de calidad, una serie como no se ha visto antes en España.
La ficción le da un giro de tuerca a los relatos infantiles, devuelve la oscuridad que poseían las historias de los hermanos Grimm antes de ser inmaculadas por Disney. Los cuentos adaptados a nuestro siglo, a nuestra sociedad y a lo más oscuro de ella son un punto interesantísimo que hay que saber llevar. En la serie los personajes fantásticos se humanizan, poseen una compleja personalidad y se mueven por pasiones humanas. Ahora hay que acertar en la ejecución.
Después de estar más de dos años en un cajón, anoche se estrenó el episodio del cuento “Los Tres Cerditos”, donde Iñaki Font, Antonio Gilun y Arturo Valls interpretan a tres atracadores que entran con máscaras de cerdito a robar a una joyería y allí matan a una mujer embarazada (Elena Ballesteros) en los brazos de su novio (Víctor Clavijo). (Queremos más Elena Ballesteros, que le den una serie, un anuncio de compresas o lo que sea).
El acertadísimo Víctor Clavijoencarna así a un lobo sediento de venganza, que no comenzó la historia siendo malvado, pero que las circunstancias (con un empujoncito de su amigo el yonqui, grande Luis Zahera) lo han convertido en un hombre en busca de sangre. Un nuevo enfoque del cuento muy interesante; no todo es blanco o negro, y el lobo no es tan maquiavélico como podía parecer en los cuentos, ahora incluso lo podemos comprender.
El episodio está plagado de referencias y guiños al cuento clásico que intentan tocar nuestra fibra nostálgica y buscarnos la sonrisa fácil. Además de las máscaras de cerdito, y posteriormente la de lobo, pudimos ver un retazo de un capítulo de Las Tres Mellizas (momento que se vivió intensamente en twitter), las casas de los hermanos y la melodía que silban los cerditos como politono en el móvil del lobo. Un recurso que gustó mucho, porque es una manera simpática de recordar la historia, pero que se utilizó en exceso. Poner la cancioncilla hace gracia, más aún si suena mientras tres cerditos atracan la joyería en la que estás. Pero después de que esos cerditos disparen a tu novia, lo primero que haces es no querer escuchar más la canción.NOTA: aprovechar la música original de sus cuentos es algo de lo que debería tomar nota Once Upon A Time.
¿Podemos hablar de qué hace Jared Leto ahí escondido?
Otro recurso utilizado en exceso, y que en ocasiones ensucia el resultado de la imagen, es el uso de un narradorque, con una voz en off imponente, hila la trama como si del mismo cuento se tratara. Podemos entender su uso al inicio, que tiene que englobar la historia y que la presentación en modo de cuento está bien, pero como resulta que todos nos sabemos el cuento (y el que no lo sepa probablemente no debería estar viendo esta serie) no hay necesidad de recitar que ha salido una casa de madera cuando la estamos viendo, ni subrayar la moraleja cuando podemos ver, en un plano muy acertado, al lobo mirar aterrado la pistola que ha usado para matar a otra embarazada y darse cuenta de que no es mejor que los cerditos.Porque al espectador le gusta sentirse inteligente, y decirle a quien tiene al lado en el sofá “¡mira, esa es la casita de madera!” para poder creerse medio detective privado y acostarse sintiéndose realizado hasta el día siguiente.
Probablemente uno de los fallos más grandes, además del raccord y el cojín de la embarazada, sea de casting; todo lo bueno que aporta Víctor Clavijo lo perdemos cuando vemos a Arturo Vals, ese señor al que hemos visto más cacarear que hablar, intentando funcionar en un papel dramático que le viene grande.
En definitiva Cuéntame un Cuento es una