Revista Coaching

Cuestión de suerte

Por Soniavaliente @soniavaliente_

Ella es supersticiosa por la sencilla razón de que no serlo trae mala suerte. Cuando ve a Merche, la gitana del romero que hace más kilómetros que un runner por Valencia, la que siempre dice: “Uy, tú tienes un mal de ojo muy grande”, le pregunta cuánto necesita para dejarla tranquila. Trata de no pasar por debajo de las escaleras, no tiene ni una sola prenda amarilla y prefiere no tocar la mano a la persona que le pasa la sal. Ya ven, son ese tipo de cosas que se heredan de los padres. Eso le viene de su madre, junto a su sonrisa.

Recuerda cuando hace años se estrenó Intacto, de Sbaragglia. En uno de los carteles promocionales a las puertas de la sala se podría leer: “Ponga su mano aquí”. Y, claro, ella la puso. Una voz de ultratumba dijo: “Acabo de robar tu suerte”. El mal rollo le duró días.

Ahora que se acercan las Navidades, va por la agencia avisando a todo el mundo para que compren lotería. No vaya a ser que la suerte les roce sin tocar. En la vida real hay más maniquís que Justinos, se teme.

Cuestión de suerte

Las 3.200 cartas que el cartero tenía en su trastero

Con todo este bagaje, comprenderán que cuando lee en la prensa que un cartero de Alcoy guardaba 3.200 cartas de una década sin repartir, se le enciende el pelo. No por las multas, citaciones judiciales o facturas, qué va, porque de eso, de lo malo, una siempre se acaba enterando.

Se refiere a lo que importa de verdad, al amor, a las segundas oportunidades. A esa carta clandestina que se traga el orgullo y pide disculpas. A la promesa de un nuevo comienzo.

Ya ven, el cartero alcoyano con Diógenes epistolar jugó con el destino de 3.200 personas. Hace unos días fue detenido y las cartas ya están llegando a sus destinatarios. Quizá alguno de ellos haya muerto tan equivocado… Algunos recibirán la respuesta con 10 años de retraso, siendo otras personas, con otra vida.


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