- Marina Muñoz Cervera -
Sabemos que las setas son una buena fuente de ergosterol (precursor de la Vitamina D), entre otros nutrientes, y recién recogidas en el campo y guisadas o a la plancha pueden resultar deliciosas.
En España, con las lluvias de otoño, es tiempo de recolección y grupos de personas suelen ir a la campo con la sana intención de recoger este alimento.
Sin embargo, no todas las setas son comestibles. Una experta en toxicología alerta del peligro de intoxicaciones por desconocimiento de las especies y por seguir “trucos” que de boca en boca van creando cadena, pero que son inciertos.
Los bulos a los que se refiere la médico forense del Instituto Nacional de Toxicología, Pilar Amestoy, son los siguientes:
– Se dice que hay antídotos en internet. Falso.
– Poner a las setas una cuchara de plata. Falso.
– Si un animal las ingiere y no le pasa nada, se pueden comer. Falso.
– Si saben bien, se pueden comer. Falso.
La experta en toxicología recomienda:
1.- No salir al campo si no se es un auténtico experto.
2.- Y, aún así, no fiarse porque los expertos también se pueden equivocar.
3.- Recoger las setas en una cesta y no en bolsas de plástico que se pueden romper y así no pueden identificarse botánicamente.
4.- No dejar el manejo de las setas, a la hora de cocinar, a segundas personas que no sean expertas, ya que las tiene que manejar quien las ha recogido y las conozca bien.
5.- En el caso de intoxicación guardar el guiso o incluso el vómito del paciente, para poder identificar la especie causante y poder abordar el tratamiento.
A veces, puede ocurrir que dentro de un grupo de setas bien conocidas, se cuela una venenosa, de ahí las recomendaciones anteriores.
La seta más venenosa es la Amanita phalloides, pero también hay otras, y su intoxicación puede producir un daño hepático (mayor o menor dependiendo de la cantidad que se coma) que puede ser irreversible e incluso llevar a la muerte de la persona.
Pues ya sabemos, es mejor comer las setas en un restaurante o comprarlas en el supermercado, ya que en ambos lugares pasan por controles de calidad y, si somos intrépidos y nos gusta la tradición campestre de recogida de hongos, es necesario que invitemos a un experto/a que nos ayude a escoger las comestibles y mejor aún a dos, por si uno se equivoca. De esta manera podremos comer setas con relativa tranquilidad, no obstante, ante el menor síntoma digestivo o de otro tipo, no dudéis en ponerlo en conocimiento de algún centro hospitalario.
En la imagen que ilustra esta entrada hay setas comestibles, pero no podemos fiarnos de una foto, además, cuando ocurren heladas en el campo, los hongos cambian de aspecto.
Fuente:
Europa Press. “Experta en toxicología alerta contra las ‘leyendas urbanas’ sobre las setas venenosas”. 23 de noviembre de 2013.
Imagen:
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