Revista Sociedad

CULEBRON FRANCÉS. ¿FRANCMASONERÍA o FRANCMASONERÍAS?

Por Vguerra
  Tras los distintos aportes que hemos ido trayendo a este ya decano tablón de trabajos para intentar saber algo más del culebrón estival que azota a las masonerías francesas, mi querido Hermano Saúl Apolinaire, me hace llegar un trabajo que ya publicó en su momento en su blog  IMPRENTA DE BENJAMIN, y  que a los dos nos ha parecido interesante reproducirlo aquí,  en tanto que da claves históricas para entender parte de lo que está pasando y porque está pasando con relación a las “tres Gracias” masónicas francesas en medio litigio. Victor Guerra CULEBRON FRANCÉS. ¿FRANCMASONERÍA o FRANCMASONERÍAS? Les dejo con el artículo de Louis Trébuchet. ( 2010) El autor, es alto dignatario de la Gran Logia de Francia, expresa en este estudio una opinión según la cual la masonería especulativa de 1717, no sería sino una de las corrientes, que denomina Andersoniana, que confluyeron para dar lugar a la masonería tal como hoy se la conoce. ……………………………………………………………………………
¿Qué es la francmasonería?. Bueno, yo creo que hay una primera clave, esencial para intentar comprender qué es la francmasonería, para ensayar describir la realidad última, los programas o artículos que aparecen regularmente aquí y allá. Esa clave de partida es que no hay una francmasonería, hay francmasonerías. Tres grandes corrientes animan a la masonería en el mundo, tres ramas bien diferenciadas. En Francia, por ejemplo, y simplificando un poco, yo diría que la Gran Logia de Francia, el Gran Oriente de Francia y la Gran Logia Nacional Francesa representan esas tres ramas diferentes de la francmasonería. Cuando se mira un programa acerca de la francmasonería o cuando se lee un artículo o un libro, es esencial para comprender bien, saber de que corriente masónica se esta hablando. Pero, ¿cómo comprender eso en que se basa la especificidad de la rama masónica a la que pertenecemos, la francmasonería escocesa representada por la Gran Logia de Francia, sin un rápido recorrido por los acontecimientos de ese medio milenio que hizo nacer a la francmasonería en esta diversidad? Así que ¡un poco de historia! Desde hace mucho tiempo se acepta que el año de 1717 marca el nacimiento en Inglaterra de la francmasonería de la que hablamos, aquella que se denomina especulativa, esa que reagrupa hombres o mujeres de todos los oficios y todas las condiciones, que no tiene lazos particulares con el oficio de masón y la industria de la construcción, que se reúnen para pensar y discutir, especular. Tal fecha de nacimiento es ahora impugnada o al menos re -estudiada por numerosos historiadores. Por mi parte, pienso que deberíamos remontarnos a un siglo más atrás en Escocia, y que 1717 no es otra cosa que el nacimiento de una segunda corriente de la francmasonería. En el San Juan de invierno de 1588 se produce en Escocia un suceso importante para la organización del oficio de la masonería y en particular para esos masones libres de ejercerla donde mejor les pareciera, que se llamaban entre sí “ freeman masons” o “freemasons”, francmasones. William Shaw, Supervisor General de los masones de Escocia y Maestro de Obras del rey de Escocia, Jacobo VI Estuardo, promulga los nuevos estatutos para la francmasonería escocesa. Esos estatutos dan cuenta de la existencia de logias permanentes de francmasones en los grandes poblados del reino de Escocia, logias dirigidas por Vigilantes relectos cada año. En tanto que en Inglaterra, justo al inicio del siglo XVIII, las logias continuaban creándose y cerrándose al ritmo de los canteros dirigidos por el Maestro de Obra, en Escocia a partir de 1598, no solamente existían logias de forma permanente en cada gran ciudad, sino que también se creó un registro, gracias al cual disponemos de actas de funcionamiento de una quincena de logias escocesas después de tal fecha. De esas actas podemos aprender cosas muy interesantes. Desde 1637 las logias escocesas comenzaron a recibir personas que no pertenecían al oficio de masón, al principio próximas, como contratistas, y responsables, mas tarde personas de la administración real o profesores de geometría por ejemplo, y luego miembros de la aristocracia, mas y mas lejos del oficio. La logia de Scone, en Perth, ciudad donde se coronaban los reyes de Escocia, reivindica haber tenido al rey Jacobo VI Estuardo, devenido en 1660 a la muerte de la reina Isabel, rey de Inglaterra Escocia e Irlanda bajo el nombre de Jacobo I. Ese movimiento de apertura de la francmasonería operativa se continuará en Escocia a todo lo largo del siglo XVII. No debe olvidarse que para esa misma época todas las islas británicas estaban ensangrentadas por la guerra civil que oponía a los Estuardos con la iglesia protestante, presbiteriana para ser preciso, y al parlamente inglés abiertamente favorable a los presbiterianos. A fines del siglo XVII, en 1689, Jacobo II Estuardo, convertido al catolicismo y sostenido por Luis XIV, que había revocado el edicto de Nantes, habíase visto obligado a exiliarse en Francia, y luego en 1714 las últimas esperanzas de retorno al poder de los Estuardo quedaron reducidas a la nada, por el acceso al trono británico de George de Hanover. 1714, coronación de George de Hanover….. 1717, creación de la Gran Logia de Londres……… Cuando cuatro logias londinenses se reunieron para formar la Gran Logia de Londres, las logias escocesas gentilhombres habían ya recibido en su seno un mínimo de 134 gentilhombres no masones perfectamente identificados y registrados, sin contar a los no registrados y seis logias escocesas, Aberdeen, Dunblane, Dumferline, Hamilton, Haughfoot y Celso estaban en su casi totalidad compuestas por gentilhombres y no por masones de oficio. El problema para el poder inglés era que la mayoría de los francmasones escoceses eran favorables a los Estuardo! El Mariscal de Berwick estimaba en esa época que 5 de cada 6 escoceses eran jacobitas. El nuevo rey de Inglaterra no podía dejar pasar tiempo para consolidar su poder: prolongación y extensión de los poderes del parlamento inglés, mayoritariamente Whig, y negocia la triple alianza en detrimento de Jacobo II Estuardo, por ejemplo. De allí a pensar que la creación de la Gran Logia de Londres tres años después del advenimiento de George de Hanover, respondía a la voluntad de controlar una francmasonería enjambrada de jacobitas, no hay mas que un paso, que yo por mi parte suscribo sin dudar. En apoyo de esta visión se destaca que, algunos días antes del San Juan de verano de 1722, la Gran Logia de Londres se presenta en delegación ante Lord Towsend, Secretario de Estado de George I, para “asegurar su celo hacia la persona de su majestad y su gobierno” a lo que el Secretario responde “ que no deben temer ningún molestia por parte del gobierno, siempre y cuando solo se ocuparan de los antiguos secretos de la masonería” En todo caso, 1717 no marca la creación de la francmasonería tal como la conocemos hoy día, sino solamente la creación de una segunda corriente, que podría denominarse Andersoniana, por el nombre del pastor Anderson que redactara las Constituciones en concurrencia con la corriente inicial que yo denominaría escocesa, aunque también reagrupaba a irlandeses y franceses, porque nació en Escocia y fue desarrollada y sostenida por la dinastía Estuardo. Desde el origen la francmasonería Andersoniana es a la vez muy dirigista en esa dirección y muy laxa en cuanto a las exigencias personales. Crea el cargo de Gran Maestre, que no existió anteriormente, nombró ad-vitam a los presidentes de las logias, los Venerables Maestros, y restringe el reclutamiento de miembros a la aristocracia cercana al poder protestante siendo que las logias escocesas e irlandesas eran mucho mas independientes, no habiendo jamás tenido una Gran Logia ni Gran Maestre hasta 1736, eligiendo cada año sus vigilantes e incluyendo aún a obreros y artesanos del oficio. La francmasonería Andersoniana es por el contrario, mas abierta en el plano religioso, obligando a sus miembros “ solamente a esa religión en la que todos los hombres están de acuerdo, dejando a cada uno sus propias opiniones… “, mientras que la francmasonería escocesa, y la irlandesa eran aún resueltamente católicas. 1751 es el año en que se creará una Gran Logia rival, llamada de los Antiguos, formada principalmente por artesanos que sostenían la antigua tradición irlandesa y escocesa. Las dos corrientes eran a desarrollarse conjuntamente en suelo francés. Las primeras logias en Francia serán escocesas, puede que fueran las de 1688 en el regimiento de guardia de Jacobo II en el exilio de Saint Germain en Laye, se lo cual hay fuertes presunciones pero no certidumbres absolutas, en todo caso en 1725, la primera logia parisina fue fundada por fieles jacobitas que nada debían a la Gran Logia de Londres. La corriente Andersoniana no tardará en franquear la Mancha creando la primera logia en París en 1734. La lucha de influencias entre esas dos ramas de la francmasonería era bien real. Leyendo un gazetín parisino de 1737: “ .. Los frey-masson políticos han declarado que esa defensa de su asamblea a sido solicitada por el hermano Lord Waldegrave (embajador de Inglaterra en Francia), por orden de su Maestro el primer ministro Walpole, el mismo un frey-masson, quien se informa que Lord Derwentwater, Gran Maestre de esa orden y jacobita además, no se sirve de esa asociación a favor del Pretendiente y en contra de su gobierno”.
Una nueva diferencia, consecuencia de la organización diferente de las logias de Escocia e Inglaterra, que hemos evocado antes, aparece en Gran Bretaña y se desarrollará sobre suelo de Francia. En el momento de su creación, la Gran Logia de Londres no conocía mas que dos grados, aprendiz y compañero, la noción de maestro estaba reservada al Venerable Maestro de la logia, en tanto que en Escocia había muchos maestros en cada logia, y que un grado específico existía para la maestría. Un manuscrito escocés de 1700 y uno irlandés de 1711 lo muestran de manera convergente e irrefutable. En Francia, el 11 de diciembre de 1743 los seguidores de la línea Andersoniana publican los Reglamentos Generales extraídos de los antiguos registros de logia al uso de las de Francia, reproduciendo en su casi totalidad las Constituciones de Anderson, y aquí esta la evidencia, no se conocían ni reconocían como legítimos mas que a los dos primeros grados. Entonces, en 1737, Lord Derwentwater, “Gran Maestre de esa orden y jacobita además”, envía al barón Carl Fredrik Scheffer un poder para Suecia de “ hacer maestros masones y nombrar a los maestros y vigilantes de las logias que constituya”.
Acerca de ese mismo tercer grado, un documento de los archivos de la Gran Logia de Suecia confirma que “el barón Scheffer recibió ese año, además los otros dos grados de San Juan así como los dos grados escoceses”.
La masonería que llamamos escocesa y su recorrido hasta el tercer grado, existió en Francia gracias a ese movimiento escocés y jacobita y no le debe nada a la francmasonería andersoniana importada por la Gran Logia de Londres.
Pero, en los siglos que siguieron, las cosas no fueron así tan simples. En 1773, bajo la presión de su nuevo administrador general, el Duque de Montmorency- Luxembourg, la Gran Logia de Francia decidió cambiar de estatus y denominación, convirtiéndose en Gran Oriente de Francia. Según el estudio de Claude Guérillot, solo 176 logias sobre 417, decidieron pertenecer al Gran Oriente, y una mayoría de logias optaron por mantener la Gran Logia de Francia. Pero el esfuerzo de reclutamiento ya no sería el mismo y a la víspera de la Revolución Francesa había 780 logias en Francia: 537 por el Gran Oriente de Francia donde la mitad eran escocesas, y 243 por la Gran logia de Francia con un tercio de escocesas. La francmasonería saldrá exangüe de la revolución: 30 logias solamente para toda Francia, y los sucesivos regímenes, Primer Imperio, Restauración, Segundo Imperio, intentaron mantenerla unificada y por tanto controlable, bajo la égida del Gran Oriente de Francia que se declaró resueltamente Andersoniana, pero las pocas logias escocesas supervivientes, principalmente de Provenza y París fueron de la resistencia. Las logias escocesas de Francia, bajo la égida del Supremo Consejo de Francia y de una efímera Gran Logia General Escocesa, marcaron de nuevo en 1804 su adhesión a la antigua tradición escocesa e irlandesa adoptando para los tres primeros grados los rituales directamente inspirados en los de la Gran Logia de los Antiguos de 1751, aún en uso en nuestros días. El siglo XIX verá la evolución y la fijación definitiva de esas corrientes. En Inglaterra y en los Estados Unidos, la francmasonería antigua y moderna se reunieron en 1813 conservando un modo de dirección, de reclutamiento y de funcionamiento en su casi totalidad andersoniano, pero adoptando de los Antiguos la obligación de la creencia en un Dios revelado. Esa francmasonería anglosajona no introducirá jamás en sus logias los momentos de discusión y de intercambio, a favor de una reunión de mesa, quedando de este modo una suerte de francmasonería de club muy orientado a la beneficencia.En cuanto a la francmasonería francesa pronto aparecerá en sus logias un documento e 1738 atestiguando los momentos de trabajo acerca de algún tema, de discusión e intercambio que llegó a ser rápidamente el corazón de las reuniones masónicas. En Francia, la corriente Andersoniana, bajo la égida del Gran Oriente de Francia y la corriente escocesa evolucionaron en forma muy diferente en lo que concierne a la relación con la religión o la espiritualidad y en lo que concierne a los objetivos de la francmasonería. En lo concerniente a los objetivos de la francmasonería, y a riesgo de caricaturizar un poco, puede decirse que el Gran Oriente de Francia puede ser que en razón de sus relaciones estrechas con los sucesivos poderes, haya desarrollado en sus logias un interés muy vivo por los problemas de la sociedad, y a un nivel nacional busca pesar sobre el poder para hacer avanzar las soluciones progresistas que preconiza. La tercera república será el ejemplo. En cuanto a la francmasonería escocesa, más discreta, se consagra principalmente al progreso y la educación del francmasón mismo. Eso no significa que esos masones escoceses no hayan tenido en su momento una influencia decisiva sobre una sociedad aún en plena evolución, pero eso ya fue y hoy todo se hace mas bien a título individual. En el dominio espiritual, desde antes de la revolución, todas las corrientes de la francmasonería cohabitaban sin distinción con la noción de Dios con la del Gran Arquitecto del Universo, usando en sus textos, según los momentos, sea una, sea otra, sean las dos al mismo tiempo. Bajo la influencia del positivismo reinante en la segunda parte del siglo XIX, la francmasonería fue obligada a precisar su pensamiento en esos dominios, arribando para los años 1875 y 1877 a posiciones bien distintas. En 1877 el Gran Oriente de Francia no solo abandonó la noción de Dios, sino que decidió no imponer más a sus logias la referencia al Gran Arquitecto del Universo. Hasta hoy ese término está ausente en los textos del Gran oriente, haciendo prueba en todas ocasiones de una laicidad, que llaman militante. La francmasonería escocesa, por su parte, abandonó progresivamente en el curso del siglo XVIII su catolicismo inicial, abriéndose a los protestantes, y después de comienzo del siglo XIX a numerosos fieles de la religión de Moisés. Proclamó a principios de 1875 su adhesión a un principio que trasciende al hombre: “ la francmasonería proclama como lo ha proclamado desde su origen, la existencia de un principio creador bajo el nombre de Gran Arquitecto del Universo. No impone ningún límite a la búsqueda de la verdad y para garantizar a todos esa libertad es que exige a todos la tolerancia” Adolphe Cremieux, varias veces ministro de la República, Soberano Gran Comendador y Gran Maestre de la francmasonería escocesa de Francia, pero también presidente de la Alianza Israelita Universal, escribía en 1878:
La masonería no les preguntará si son católicos, protestantes, judíos, mahometanos. A los hombres para los que la religión es el consuelo supremo, la masonería les dice: cultivad vuestra religión sin obstáculo, seguid la inspiración de vuestra conciencia; la francmasonería no es una religión ni un culto. La masonería de hoy díavive sobretodo para el espíritu, y cuando dice a la gloria del gran arquitecto del universo está reconociendo la fuente de esa inteligencia que dirige el mundo en cuyo seno vivimos. El espiritualismo es el fondo verdadero de la masonería”.Hoy diríamos: “ la espiritualidad es el fondo verdadero de la francmasonería escocesa”.
En 1913, Edouard de Ribaucourt, apoyado en la logia L ´Anglaise de Burdeos reintroducirá en Francia la francmasonería Andersoniana anglosajona y creará la Gran Logia Nacional Independiente y Regular que devino en nuestros dias en la Gran Logia Nacional Francesa. Vemos así que cohabitan hoy día en Francia tres corrientes de la francmasonería que yo esquematizaría o caracterizaría así:
1 )La francmasonería andersoniana moderna conducida en particular por el Gran Oriente de Francia que trabaja para el mejoramiento material y moral de la humanidad a través de un humanismo social y laico.2) La francmasonería andersoniana anglosajona que exige la creencia en un Dios revelado, y que no realiza trabajos de reflexión en común, poniendo el acento en la caridad,
3) Nuestra francmasonería, la francmasonería escocesa, que trabaja por el mejoramiento interior de sus miembros en una espiritualidad libre de todo dogma, y donde su principal representante es la Gran Logia de Francia.
Esa espiritualidad libre es la que permite a cada uno acceder a la Trascendencia sin abdicar de la lógica de su pensamiento y su vida, respondiendo perfectamente a esa necesidad confusamente percibida de “ esa locura sentimental que sueña con estrellas y velos” , que no se satisface mas con el materialismo y la fiebre de nuestra sociedad de consumo, pero que ha dejado atrás los dogmas y los misterios de la religión de sus padres. El occidental del siglo XXI ha liberado su pensamiento de los dogmas de la religión, pero abandona todavía su inteligencia a los dogmas del pensamiento único propagado por la opinión pública, su corazón y su cuerpo a las pulsiones de la sociedad de consumo puesta en marcha por los medios. De eso con seguridad que proviene el desencanto del mundo y la desesperación. El pensamiento libre, pero aquel en búsqueda de “ las colinas eternas” del espíritu que propone nuestra francmasonería aporta una respuesta perfectamente adaptada. Ese es, creo yo, el mensaje espiritual que tenemos la imperiosa necesidad de transmitir y sin duda, el corazón de lo que forma verdaderamente la toma de palabra de la Gran Logia de Francia. Publicado con autorización de la Biblioteca masónica compartida.  Bibliothèque maçonnique partagée   http://www.masoniclib.com/  Título original:  Franc-maçonnerie ou franc-maçonneries ?
 
Victor Guerra MM.. Rito Moerno

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