Son rostros de arte moderno
sombras marcadas sobre facciones repetidas
coloreadas en gris
y recuerdo a Dámaso Alonso
y los cadáveres y la ciudas.
Las prisas.
El estreñimiento.
Los tornos a la salida del metro.
Los miro desde cierta distancia social,
sin cálculo aparente.
Y no dejo de preguntarme
por qué no veo sonrisas,
por qué nadie sonríe a mi paso
por qué si quiera veo sus ojos brillantes.
Y luego de pensarlo,
evito el contagio en las calles
y lo comprendo,
los comprendo muy bien:
Tú no viniste.