A veces, encontrarse en una encrucijada de esas que te hacen dudar si seguir con lo que supuestamente es lo correcto, tu instinto o simplemente ver qué ocurre, no es una situación motivante; no al menos, hasta que tomas la decisión.
Mientras la escuchaba, en mi cabeza iban apareciendo historias parecidas vividas en primera persona (esto siempre pasa aunque algunos lo nieguen); mezcladas con consejos leídos en libros de autoayuda y consejos que otros me habían dado a mí en otros bares.

"Realmente te voy a dar el consejo que a mí, me gustaría que me dieran."
A veces noto, que nuestro mayor problema es ese: la falta de implicación. Cuando tomamos como nuestro algo ajeno, resulta más fácil o al menos más llevadero encontrar la solución. Y hasta de un modo natural, nos ponemos en camino para buscarla, o nos sentimos con fuerzas para animar al otro a encontrarla. Hace tiempo alguien pensó, que para ser realmente felices, necesitábamos no depender de nadie, y aunque eso es en parte cierto, no es del todo real. Nos diferenciamos de otros seres vivos por nuestra capacidad de compartir, de ser sociales. Y al estar esa necesidad, por decirlo de algún modo, en nuestros genes, necesitamos de esa "sociedad" para encontrar nuestro lugar en el mundo. Y aunque muchas veces no seamos conscientes, en ser sociales está el compartir ( eso de dar y recibir), que si no es equitativo, deja de funcionar.¿Y qué forma hay más correcta de compartir, que dando aquello que nos gustaría que nos fuera devuelto?Quizás deberíamos plantearnos cómo estamos llevando nuestras relaciones.Si estamos dejando de ser sociales por alguna extraña razón.Y si realmente estamos dando, lo que nos gustaría recibir.