Revista Cultura y Ocio
A finales de 1971, se publica un álbum para mi clave en la carrera de David Bowie. Después de tres discos en los que ha pasado de ser un cantautor folk a otra cosa, empieza a tener inquietudes que van más allá y evolucionar de una manera extraordinaria para parir un disco como The Man who sold the world, donde ya dejaba claro que empezaba a tener muchas caras y todas ellas buenas, es cuando llega este Hunky Dory. Un disco caleidoscópico, mítico y redondo en todos sus apartados.El bueno de Bowie, en febrero de 1971, fue a Estados Unidos a promocionar su anterior trabajo, y a pesar de que la crítica americana lo aplaudió, sus ventas fueron escasas y su éxito comercial bajo. Pese a esto, Bowie inhaló el aire de un país mucho más efervescente, vanguardista y tóxico que su tradicional, monárquica y formal Inglaterra, de tal forma que se empapa de lo que bulle allí, como la Velvet Underground de Lou Reed, Andy Warhol, Iggy Pop o incluso Dylan, que serán clara influencia en el trabajo. Hunky Dory es una expresión americana que significa más o menos "Todo está bien", y desde luego que se la tomó a pecho. También es importante recalcar, que este es el primer trabajo con RCA, compañía con la que estaría una década, y estrenaba una banda que era el germen de las Arañas de Marte, es decir Mick “Woody” Woodmansey a la batería, Trevol Border al bajo, Rick Wakerman al piano, y Mick Ronson como guitarra solista.Pero David admite que después de ese viaje y de las experiencias vividas y las influencias acumuladas, su manera y percepción en la manera de componer cambia, y lo hace para mejorar y ampliar su espectro musical, como no. El disco lo produce Ken Scott que sustituye a Tony Visconti , asistido por "El actor" (el propio Bowie) y en sus propias palabras el disco se grabó en dos semanas y todo fluía haciendo lo que cada canción pedía.
La joya comienza con Changes, toda una declaración de intenciones “Extrañas fascinaciones me fascinan, los cambios están tomando el ritmo, los estoy atravesando”. Ya desde ese piano inicial, se abre una melodía juguetona con vientos hasta que llega la voz del Duque deliciosa, una canción con cambios de ritmo perfectos y un estribillo glorioso y pegadizo. Oh! You Pretty Things con ese piano del principio engancha de manera genial, pero la voz de Bowie te desarma, ¡¡¡qué manera de cantar!!!, hasta que el tema engarza ritmo para desarrollar una melodía descomunal, y un estribillo la mar de bonito, dentro de un ambiguo tema donde surgen dudas en la letra. Eight Line Poem es una canción lenta, que se emparenta más con su anterior época, pero aquí ya revestida del nuevo estilo, con piano y guitarra dominantes, dónde los cactus tienen importancia en la letra. Life on Mars? es una obra maestra en si misma, con esa maravilla de piano y esa manera de cantar, el maravilloso viaje surrealista y escapista en el que nos sumerge el británico en este tema, poco tiene que ver con una ruptura sentimental, una de mis piezas favoritas de siempre. En Kooks aparece un Bowie más amigable e incluso cariñoso, un tema dedicado a su hijo Zowie, un medio tiempo muy bonito donde los vientos y el piano adornan de manera preciosa la melodía.En Quicksand se vuelven a alcanzar cotas brutales de genialidad, temazo de tomo y lomo, donde Bowie agarra de nuevo la guitarra de 12 cuerdas y donde los vientos, violines y pianos logran una mixtura bordeando lo sublime, con cambios de ritmo perfectos y una letra muy poética. Fill your heart con los vientos, violines y pianos saltarines es para mi el tema más Beatle del disco, pero se resuelve en su parte final con un solo de saxo acompañado por un frenético, pero hermoso piano. Andy Warhol es el homenaje de Bowie a un personaje que le impactó en su estancia en EEUU, el precursor del movimiento Art Pop, donde las guitarras acústicas de 12 cuerdas suenan y suenan, mientras el estribillo logra un climax imponente, a pesar de que la canción, para mi, está rematada de manera algo desigual con las fusión rayante de las guitarras. Song for Bob Dylan sigue con los homenajes, este más que evidente, con la guitarra de Mick Ronson imponente en el inicio pero siempre están presentes los pianos y las guitarras más blueseras reaparecen, con un Bowie nuevamente haciendo gala de su versatilidad vocal, incluso cantando parecido a su personaje homenajeado, como es lógico. Queen bitch es otra joya, y se cierran los homenajes, aquí a su amigo Lou Reed, un tema marchoso comandado por las guitarras acústicas, y con un aire a la Velvet tremendo. The Belway brothers cierra el álbum, un tema que tiene una lastimosa voz de Bowie, aunque con un coro con sonidos extraños y voces distorsionadas incluso, además definida como una canción llena de trampas y pistas falsas, para que los seguidores fanáticos estuvieran confusos con el significado oculto de su letra.
Estamos ante un disco que prima por su delicadeza sonora, donde la voz de Bowie es sideral, con una instrumentación algo experimental y arriesgada pero que queda muy bien, se aprecia el lado más dulce del rock y como tantos otros discos en su día no tuvo mucho reconocimiento, pero con el paso de los años se ha convertido en referencia e influencia indiscutible en muchos músicos posteriores. Os dejo con el Oh! You Pretty Things, interpretado en vivo en la BBC en 1972.