Este 2013 hemos tenido todo tipo de películas en el cine, unas cuantas de ínfima calidad, y algunas que son verdaderas joyas, pero también hemos presenciado el estreno de algunos títulos que se han quedado a medio camino de lo que prometían, de la contundencia del tema que trataban, o de la calidad que se esperaba de los nombres implicados en ellas.
Una de ellas ha sido Sólo Dios perdona, la nueva y esperada colaboración entre Ryan Gosling y el director Nicolas Winding Refn después de deslumbrarnos con Drive. Dos años después, Refn vuelve con una historia propia acerca de un joven involucrado en los bajos fondos de Bangkok que se las verá con un implacable e invencible policía. La película tiene rasgos muy interesantes, entre los que destaca el carácter onírico y simbólico de la trama, el complejo de Edipo que padece el protagonista, la cualidad todopoderosa del policía, el juego de luces rojas y azules, o la exposición sin tapujos de violencia cruda en la línea de Drive. Sin embargo, Sólo Dios perdona termina perdiéndose demasiado, la historia pasa a un segundo plano, los conflictos de los personajes son algo insulsos, y acaba resultando cargante, con un Gosling más sobrio que de costumbre que apenas se luce en el papel. Una lástima que no ofreciera un resultado final más contundente y pulido.
La siguiente película que me decepcionó bastante fue El mayordomo, el nuevo trabajo de Lee Daniels, quien saltara a la fama gracias a Precious. El mayordomo nos cuenta la historia de Cecil, un joven afroamericano que pasa a servir en la Casa Blanca durante la segunda mitad del siglo XX, por lo que experimentará en primera persona cambios políticos y sociales vitales. La película contaba con una trama interesante y un reparto de nivel a su favor, pero debido a una puesta en escena demasiado básica, que no arriesga nada, se convierte en una mera imitación de Forrest Gump sin personalidad alguna. A pesar de los hechos que narra, ofrece una mirada vacía sobre ellos, exenta de crítica o contundencia (con la excepción de alguna escena dedicada al nacimiento del movimiento por los derechos civiles), y los personajes de Forest Whitaker, Oprah Winfrey y Cuba Gooding Jr. resultan bastante planos. Lo único que se salva es la sucesión de presidentes representados por actores como Robin Williams (Eisenhower), James Marsden (Kennedy), Liev Schreiber (Johnson), John Cusack (Nixon) y Alan Rickman (Reagan). Una pena que semejante historia y actores nos dejen una película insulsa.
Y a vosotros, ¿qué películas de 2013 os han dejado mal sabor de boca?