Diagrama de un anticlinal por Pearson Scott Foresman
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El consenso científico por mucho tiempo fue que el petróleo tenía un origen inorgánico, producto de las condiciones geológicas de una región, lo que implicaba que en unos países hubiera petróleo y en otros no. Sin embargo, a partir del siglo XIX comenzó a esparcirse un rumor de que el petróleo debía tener un origen biológico.
En la Francia del siglo XIX empezaron a surgir proponentes, principalmente geólogos, que apoyaban la idea de un origen biológico para el petróleo; incluso, Louis Pasteur llegó a afirmar que se trataba del producto de la actividad de los microorganismos sobre los cuerpos en descomposición. El geólogo suizo A. Jaccard en 1895 publicó un trabajo donde atribuía al petróleo un origen animal y realizó un recuento de las ideas sobre el petróleo, datando la primera noción semejante a 1801, por L. de Buch; también da cuenta que desde 1770, en Francia, existe un memorándum presentado a la Academia Real de Ciencias por M. Fougeroux de Bondaroy que atribuye al petróleo un origen vegetal, y que en 1865 el geólogo francés M. Lesquereux atribuyó concretamente el origen a algas marinas, particularmente las del género Fucus.El mecanismoEn América del Norte comenzaron a realizarse estudios sobre el origen del petróleo. En el año 1863 el geólogo canadiense T. S. Hunt introdujo la idea de que el petróleo se acumula en las zonas antinclinales de la corteza terrestre, concepto que sigue siendo aplicado para la exploración en busca de petróleo. De acuerdo con Hunt, los restos de animales y plantas marinos microscópicos en condiciones similares a las cuales era posible producir carbón bituminoso a partir del lignito (carbón de turba comprimida en el que aún pueden reconocerse estructuras vegetales). En 1915, el geólogo petrolero estadunidense D. White mostró que existía una correlación en Pensilvania, Estados Unidos, entre la localización de las reservas de petróleo y las regiones abundantes en carbón.Más avanzado el siglo XIX, la industria en desarrollo en Estados Unidos, Inglaterra, Francia y Alemania logró producir un material similar al petróleo quemando rocas de lutita bituminosa ricas en materia orgánica a temperaturas oscilando entre los 400 y 500°C (el petróleo de esquistos bituminosos). Los geólogos comenzaron a especular sobre la posibilidad de que las altas temperaturas en el interior de la corteza terrestre, un fenómeno que conocían bien los mineros, la materia orgánica pudiera convertirse en petróleo de manera similar. Entre 1888 y 1912, el químico alemán C. Engler intentó probar que esto era posible a partir de conchas de bivalvos, aceite de ballena y pescados. Engler produjo sustancias semejantes al petróleo a partir de todo lo anterior. Las investigaciones prosiguieron en todo el mundo con resultados similares. Incluso se encontró que el petróleo variaba en su composición química dependiendo la edad geológica de la que proviniera, de modo que la idea de un origen orgánico sonaba cada vez más convincente.¿El problema? Las temperaturas requeridas para que el proceso ocurriera se encontraban en la superficie terrestre solamente donde hay volcanes en erupción. Sin embargo, la asociación entre actividad volcánica y rocas sedimentarias no soportaba la idea. El consenso científico se inclinó al origen inorgánico a pesar de todo.Pensado de manera científica, aún si se descubría un mecanismo mediante el cual fuera posible convertir la materia orgánica en petróleo, esto no significaría que el petróleo tuvo tal origen. Para poder establecer el origen del petróleo como orgánico o inorgánico, era necesario entender la naturaleza misma de los compuestos del petróleo. Si existía algún indicador innegable de que el petróleo contenía sustancias exclusivas de la materia orgánica, el mecanismo de formación tendría que ser investigado. Este enfoque fue el que utilizó el químico alemán Alfred E. Treibs, quien estudió varias muestras de petróleo y bitumen procedente de Alemania y Pensilvania, principalmente. Lo que descubrió en sus estudios fue la presencia de una metaloporfirina de vanadio.
- Durand, B. (2003) A History of Organic Geochemistry. Oil & Gas Science and Technology - Rev. IFP 58(2): 203-231.
- Kvenvolden, K.V. (2008) Origins of organicgeohemistry. Organic Chemistry. 39(2008);905-909.
- Treibs, A. (1934) Chlorophyll und Häminderivate in bituminösen Gesteinen, Erdölen, Erdwachsen und Asphalten. Ann. Chem., 510, 42-62.