La verdad sea dicha: Estas bruschettas son la excusa ideal para contarles cómo preparar un pan de nuez artesanal facilísimo. Y claro, después de cocinarlo, podemos realizar estas deliciosas bruschettas (o las que prefieran) porque este pan fácil (sí, no me voy a cansar de repetirlo porque es muy sencillo de hacer) combina de mil maravillas con cualquier queso, por eso de que es un pan de nuez...
Además, con el otoño que se nos vino encima definitivamente y el estrés post-vacacional de Semana Santa (entre feriados de aquí y de allá, sumaron 6 días...), un rico pan que se prepara en un abrir y cerrar de ojos, y que no necesita de gran pericia en las artes culinarias, es garantía de satisfacción personal (uno no se frustra en el intento y después tiene que pedir sesión extra al psicoanalista para intentar superarlo) y familiar (¡¿a quién no le gusta comer un rico pan casero?!).
Como todo pan que se precie de tal no nos demandará muchos ingredientes; sólo los necesarios para formarse, crecer algo (ya les voy a dar más detalles) y terminar con un delicioso - pero, no invasivo - sabor a nueces.
Aquí están los ingredientes que necesitarán.
En un bol, mezclá 700 gramos de harina 000 (o de panadería; es decir, la que se emplea para preparar panes y bollos) con 15 gramos de sal, 20 gramos de azúcar, 35 gramos de nueces molidas, 40 gramos de manteca blanda (o pomada), 250 cc. de agua natural, 170 cc. de leche (en mi caso descremada), 90 gramos de huevo (el equivalente a un huevo grande aproximadamente) y 25 gramos de levadura en polvo.
¡¿Cómo?! ¡¿Así, todo junto?! ¿No tengo que ir integrando los ingredientes por partes? Sí, así todo junto y de una vez. ¿Ahora entendés por qué dije que éste es un pan muy simple? Sin embargo, todavía nos guarda algunas sorpresas más que le aportan más fundamento aun a mi aseveración...
Con cornet (o espátula de panadería) amasá por 5 minutos para integrar todos los ingredientes, hasta lograr una masa de consistencia pegajosa.
Volcá la masa sobre la mesa de trabajo que floreaste (espolvoreaste) con abundante harina y separá la masa en bollos (unos 7 bollos salen perfectamente).
Dales forma alargada y desprolija (los panes son muy ricos, pero algo desalineados, eso sí...).
Colocá los panes en placa enharinada y dejalos descansar/leudar por unos 5 minutos en lugar cálido y lejos de corrientes de aire. No los dejes más tiempo porque se les resquebrajará toda la corteza.
Antes de hornearlos, rocialos con agua y cocinalos en horno fuerte (200°C) por unos 10 minutos y en horno más suave (170°C) por otros 10 minutos. Estarán listos cuando las bases suenen compactas al golpearlas con los nudillos (como quien golpea la puerta). Dejá enfriar antes de comer.
La corteza quedará algo crujiente y la miga bien alveolada (aunque no tuvo mucho tiempo de leudado). No son panes que queden muy tostados en su corteza externa; por ello, no los sobre cocines porque se endurecerán y perderán su textura suave.
No me pueden decir que no se trata de un pan simple, muy simple de preparar. Prácticamente no hay que amasarlo, no requiere de mucho tiempo de leudado ni de un gran conocimiento de secretos y trucos de panadería. Digamos, entonces, que se trata de un pan especial para principiantes porque no quedarán decepcionados de ningún modo.
Y después de prepararlo, pueden utilizarlo para realizar bruschettas (como las que les voy a sugerir ahora), las tostadas de la mañana o algún sabroso sándwich. Aunque, también es muy tentador comerlo de a pellizquitos: un pellizquito cuando vamos para la cocina, otro mientras preparamos la cena, y así hasta que desaparece por completo una de las piezas...
Yo preparé este pan para realizar con él unas ricas bruschettas con queso con hierbas y tomates. Una opción muy sencilla para que se luzcan el pan y un queso de cabra cremoso con finas hierbas que sabe a gloria. Pero, cada uno puede preparar la bruschetta de su gusto.
Combinan muy bien con este pan artesanal de nuez los quesos con carácter (queso azul, brie, camembert, de cabra, de oveja, manchegos, emmenthal, gruyère...), las verduras grilladas (berenjenas, pimientos, zucchinis), los sabores ahumados (salmón, trucha, tomates, queso)...
Para las bruschettas, cortá porciones de pan, rocialas con un hilo de aceite (y, aunque suelen frotarse con ajo, no lo hice para no opacar el sabor a nueces del pan, invadiéndolo con el de ajo), tostalas ligeramente en el horno y untá una generosa (y cremosa) capa de queso de cabra con finas hierbas. Por encima, colocá el tomate cortado en pequeños cubos y disfrutá de los sencillos placeres de la vida.
Una propuesta simple y riquísima para preparar como entrada con un pan casero (apto para principiantes y temerosos de la panadería), realizado por vos mismo. Espero que lo disfruten y se animen a prepararlo porque el saborcito de la masa de este pan bien merece la pena.¡Saludos y bon appétit!