Tanto D. como yo no somos de tostarnos al sol así que la playa no era una prioridad -para eso ya aprovechamos siempre que vuelvo a casa-. Más bien nos apetecía relajarnos y disfrutar de la gastronomía -no sé por qué pero nuestros viajes siempre se convierten en una experiencia gastronómica, jejeje-.
Dejamos lo de las reservas para el final y decidimos ir al País Vasco de martes a viernes y a Cantabria de viernes a domingo -para el fin de semana se nos unirían unos amigos-. Si recordáis, hace unos cuantos posts preparé una escapada "imaginaria" por el norte y D. quiso reservar alguno de los alojamientos que aparecían allí peeeeeeeeeeeeeero resultó que estaban completos...
En el último momento me puse manos a la obra y buscando un poco di con un sitio fantástico que estaba muy cerquita de Vitoria. Tenía lo que buscábamos, la tranquilidad de Murgia y la gastronomía de la zona!! Cuando llamé por teléfono para preguntar si tenían alguna habitación lo tuve aún más claro, la amabilidad de los dueños te hace sentir en casa y su desayuno -que estaba incluido en el precio- es perfecto tanto en calidad como en cantidad -con zumo de naranja de verdad, de ese recién hecho que sabe a naranjas y no a tang!!!-. Por 50 euros la noche pasamos unos días fantásticos en el hotel Nagusi -os aseguro que las camas de lo más cómodo que he visto en muchísimo tiempo!!!!-
Llegamos sobre las 3 de la tarde y nos fuimos derechitos a casa Areso -en la web del hotel había leído que se comía muy bien y ya teníamos hambre...-. El restaurante está a un paso del hotel y la comida es casera, muy rica. Aunque hay carta, nada más sentarte te cuentan qué tienen de menú -por 12 euros está genial!!!-, así que eso fue lo que comimos. De postre me tomé un pastel vasco que estaba de vicio -tengo que probar a prepararlo a ver qué tal me queda :) -.
Con la tripa llena nos acercamos al hotel para dejar las maletas y aunque estábamos tentados a quedarnos descansando decidimos ir a conocer el Valle Salado de Añana -lo había visto por internet y cuando en el hotel nos confirmaron que realmente merecía la pena, no lo dudamos-. Si estáis por la zona os recomiendo que vayáis a visitarlo porque es una experiencia fantástica. El regalito para los familiares y amigos no podía ser otra cosa que un paquetito de esta sal natural. La ruta se hace muy amena -mil gracias Helena, la guía de raíces gallegas que nos acompañó, por explicarnos tan bien cómo funciona la salina!!!- aunque os recomiendo que, si hace calor, os llevéis una botellita de agua.
Esa noche estábamos tan cansaditos que para cenar nos acercamos a un restaurante/cafetería que estaba al lado de nuestro hotel, la Casa del Patrón. Si os soy sincera me parece que tiene más nombre que otra cosa -mucha publi de que han ganado concursos de pintxos pero en realidad...-, aún así con las ganas que teníamos de pillar la cama tampoco le hicimos feos.
Hasta aquí el primer día... En breve la segunda parte ;)
¿Conocéis el Valle Salado?¿Qué os parece el hotel en el que estuvimos?¿Sois de desayunar mucho o con un café os apañáis?¿Habéis probado el pastel vasco?
- María López Iglesias, yo tampoco termino de ver a Magdalena con el pelo oscuro pero como con todo, para gustos los colores, jejeje.
- JustCoco Coco, a mí también me gusta muchísimo Hoss. Gracias a ti!!!
- Marta, me alegra que te gustara el batido!!! Además es muy sencillito de preparar ¿verdad? Bicos!!
Este post no es patrocinado, sólo quería compartir con vosotras los sitios que hemos visitado y cuáles han sido nuestras experiencias. Sin duda repetiremos alojamiento en el hotel Nagusi y comida en casa Areso.