
Cuando se llevan adelante políticas contundentes que propulsan un cambio estructural, enseguida surgen los cuestionamientos por parte de sectores en cuanto a la tardanza a la toma de decisiones... como si en la política se pudiera ir "a por todo" de la noche a la mañana (el caso de la resolución 125 basta como muestra, sin mencionar la batalla por la aplicación de la ley de medios) sin embargo, el kirchnerismo supo demostrar en la acción su proyecto político y su modelo económico.
En torno a esto la cuestión de YPF resultaba desde luego una deuda pendiente, pero inimaginable para cualquiera meses atrás (aunque algunos rumores ya se hacían eco vox populi) y que llegó mediante una concienzuda definición política que alarma a los vendehumos y deja en offside a los criticos pseudoizquierdistas.¿La chicana? "El kirchnerismo había apoyado fervientemente la privatización de YPF bajo el menemato", bien, cito a Gabriel Pandolfo en su libro "El presidente militante":"(...)Las arcas de la provincia no eran propicias, pero él sabía arreglárselas en la adversidad. Con buena llegada a Granero, el gobernador interino, presionó para que éste le reclamara al gobierno nacional las deudas por regalías petroleras. Sería su reaseguro."El 30 de agosto de 1991, semanas antes de las elecciones, el gobernador Granero firmó con Menem el "Acta preacuerdo de Puerto Deseado", por la que la Nación reconocía las deudas por regalías petroleras mal liquidadas. La contrapartida sería que el próximo gobernador aprobase la Ley de Privatización de YPF".¿Por qué aceptar la propuesta? Leemos: "la provincia estaba quebrada y Néstor ganó las elecciones. Su mensaje de asunción fue claro: Recibo una tragedia. No hay plata para sueldos, no hay nada en la caja, solo pagarés".Este flaco que a lo largo del tiempo supo afrontar situaciones de suma gravedad como un verdadero piloto de tormentas, tenía dos opciones: despidos masivos (7000) o ajustar, Nestor hizo lo segundo pero no bajo una receta ortodoxa sino por una cuestión de "mal menor", Tuvieron que ajustar el cinturón hasta que el gobierno pudo revertir la malaria, gracias sobre todo a la deuda que tenía Nación con la provincia, y entonces se pagaron los sueldos con su respectivos retroactivos y los intereses por la reducción en el aguinaldo que no percibían los empleados por la situación".
Leyendo esto, nos encontramos ante una situación bastante delicada en la cual la provincia se veía envuelta en un callejón sin salida, donde el gobierno nacional supo cómo aprovechar la situación. Desde luego que solamente las teorías se pueden acomodar blanco sobre negro, pero en la real politik la cosa cambia, y en torno a esta distinción que bien supo describir Weber en torno al "cientifico y el político", este último siempre tiene que tomar medidas coyunturales y muchas veces no pudiendo ser previstas de antemano. Ahora hay que diferenciar entre la ineptitud y los que toman caminos adversos sin perder el rumbo político economico. El peronismo como el kirchnerismo entran en estos último, donde la planificación política largoplacista no descuida la emergencia social del momento y por estas cuestiones son denostados y calificados de populistas, demagogos, autoritarios por intervenir en la economía. Una verguenza es la argumentación de los neoliberales que ya se alejaron de la concepcion de los clásicos y parece que todo se puede resolver dejando al mercado financiero sigan haciendo lo que se les canta el orto (la nota de opinión de Vargas Chota en El País en el día de hoy, muestra la incoherencia del argumento)
Resulta ilustrativo hacer la comparación ante la medidas que toma Perón durante su segundo gobierno ante la falta de recursos para incrementar la producción petrolífera: el famoso y "escandaloso" convenio con La California Argentina. Tanto opositores como miembros del partido peronista se opusieron a esta medida que parecía traicionar la independencia económica por parte del Líder. Sin embargo, no hay que confundir nacionalismo con chauvinismo y Perón sabía que YPF sin capitales de inversión extranjera no podía sostener el crecimiento de un país que apostaba la industrialización mediante la sustitución de importaciones:
"Y bueno, si trabajan para YPF no perdemos absolutamente nada, porque hasta les pagamos con el mismo petroleo que sacan. En buena hora, entonces, que vengan para que nos den todo el petroleo que necesitamos. Antes no venía ninguna compañía si no le entregaban el subsuelo y todo el petroleo que producía. Ahora que vengan a trabajar, ¡Cómo no va a ser negocio, un gran negocio, si nosotros estamos gastando anualmente en el exterior arriba de 350 millones de dólares para comprar el peroleo que necesitamos, que lo tenemos bajo tierra y que no nos cuesta un centavo! ¡Cómo vamos a seguir pagando eso!... ¿qué ellos sacan beneficios? Por supuesto que no van a venir a trabajar por amor al arte. Ellos sacan su ganancia y nosotros la nuestra: es lo justo".
Bien sabemos que el acuerdo no prosperó por la turbulencia política que asomaba en 1955 y por la falta de apoyo de sus propios partidarios, no obstante, no se trataba de una traicion a sus principios sólo era lo necesario para poder sostener el modelo productivo. Y retomando lo del "cientifico y el político" tenemos el claro caso de Frondizi que desde la tribuna adversa condenó el tratado con un panfleto "Petroleo y política" y argumento que el Estado estaba capacitado para afrontar la carencia de petroleo sin necesidad de inversiones foraneas... luego años despues, hizo todo lo contrario y sin los condiciones que imponía el gobierno peronista (un control ferreo del Estado )
El menemato fue dar un viraje de 180 grados de aquella política regulatoria del Estado peronista y privatizó YPF, y los resultados son los que expuso nuestra Presidenta el lunes pasado, marcando otro hito en la política del kirchnerismo. ¿decisión tardía? Si vemos todo lo que tuvo que afrontar tanto Nestor y Cristina, y damos repaso a la recuperación y las transformaciones estructurales que llevaron y lleva la Jefa ahora adelante, entonces tenemos que apelar al sentido común a la real politik, y al manual de conducción política: en Cristina, como en Néstor y Perón, no hay improvisación sino conducción...
