Revista Ciencia
Oliver Sacks es un reputado neurólogo que reparte su talento entre el ejercicio de su profesión con pacientes que sufren las más extrañas patologías y la labor divulgativa a través de numerosos libros en los que ha descrito muchos de los casos clínicos que trata. Si algo caracteriza a su obra es su humanismo, entendiendo por tal, su capacidad para describir cada caso, por extraordinario y extraño que nos parezca, en el contexto de la vida personal del paciente. Oliver Sacks no nos habla de enfermedades, sino de personas, lo que da a sus libros y conferencias una cualidad especial.
La fama le llegó gracias a su experiencia en el tratamiento de pacientes aquejados de encefalitis letárgica, una enfermedad que afectó a muchas personas en los años veinte y cuya "epidemia" tan pronto como vino se fue. Muchos de los pacientes que sobrevivieron en la ciudad de Nueva York fueron agrupados (o arrinconados más bien) en el Hospital Beth Abraham del Bronx donde llevaban una vida apática, casi vegetal.
Oliver Sacks trabajó en dicho hospital a partir de 1966 y experimentilusión cognitiva que nos ayuda en nuestra vida diaria y que tiene meramente la función de darnos esa ayuda, no de descubrir cómo son las “sustancias que somos realmente y la esencia de lo que somos”. El libro sobre “The ego tunnel” que enlacé arriba lo explica muy bien.
el cerebro no es un órgano como los otros; es el único del que tenemos conciencia,
Ningún órgano es “como los otros”. El corazón genera latidos, y el cerebro genera consciencia (entre otras cosas). Pero eso no quiere decir que la consciencia sea algo DISTINTO de la actividad del cerebro. (E insisto, si te tomas la molestia de pensarlo un poco, te darás cuenta inmediatamente de que la conciencia NO PUEDE ser otra cosa, si quieres mantener que la conciencia puede ser una de las CAUSAS que hacen que actúes de una manera en vez de otra, pues la materia que se mueve en tu organismo al realizar esas acciones esmateria física normal y corriente, átomos, iones y moléculas quesólo pueden ser movidos por las fuerzas electromagéticas y gravitatorias ejercidas por la materia que los rodea).
esta cuestión es una de las más interesantes que está moviendo a muchos neurocientíficos y filósofos en los últimos años. Al respecto puedes leer “What is the biological basis of consciousness” publicado en la revista Science.
Exacto, un artículo que dice: “Recent scientifically oriented accounts of consciousness generally reject Descartes’s solution; most prefer to treat body and mind as different aspects of the same thing”. Insisto: encuéntrame el artículo científico que demuestre que la actividad neuronal puede estar causada por un “espíritu inmaterial”, y ya veremos.
otra cosa es entender satisfactoriamente la conciencia, de ahí que sea todo un atrevimiento intelectual que niegues tajantemente la distinción mente-cerebro.
¿¿¿??? Yo no niego esa distinción en absoluto, exactamente igual que no niego la distinción “digestión-estómago” o “latidos-corazón”. Lo que niego es que alguna molécula en el cerebro pueda desplazarse de un lado a otro (activando una neurona en vez de otra, p.ej.) por una causa que sea diferente a la atracción o repulsión electromagnética ejercida por las moléculas que la rodean. No hace falta entender nada sobre la conciencia para darse cuenta de que, sea lo que sea, sólo puede influir en nuestra conducta física SI ES A SU VEZ ALGO QUE CONSISTE EN ACTIVIDAD FÍSICA. Tampoco necesitamos investigar mucho sobre el cerebro para darnos cuenta de que es una trivialidad afirmar que la inspiración no les viene a los poetas desde las musas. Pues la consciencia (entendida como algo “espiritual”, y no como un aspecto del comportamiento físico del cerebro) es en esto exactamente igual de científica que las musas.ó con estos pacientes el uso de una droga, la L-dopa, empleada para el tratamiento del Parkinson. Los resultados fueron sorprendentes y muchos de los pacientes despertaron a la vida. Sin embargo, efectos secundarios de la droga forzaron a abandonar el experimento reduciendo nuevamente a los pacientes a su estado vegetativo anterior.
Sí, muchos habrán creído reconocer el argumento de Despertares, la película protagonizada por Robert De Niro y Robin Williams y, efectivamente, esta película se basa en la experiencia real de Oliver Sacks y en su libro del mismo título.
Sacks ha dedicado libros al síndrome de Tourette, a las alteraciones en la visión del color, al mundo de los sordos, a las alucinaciones, la música y el cerebro, etc. Sin embargo, en El tío Tungsteno, aborda un género inédito en su obra hasta la fecha: la autobiografía. Este libro no es otra cosa que una colección de recuerdos del joven Sacks, sus aficiones científicas, su vida familiar y sus ensoñaciones sobre el mundo que le esperaba. En sus páginas no encontraremos ninguna de los apasionantes (aún siendo terribles) afecciones que pueblan el resto de su obra, tampoco hay un rastro preciso por el que seguir la pista de su futura profesión en el mundo de la neurología.
Entonces, ¿tiene sentido su lectura?¿Es Sacks una figura tan relevante de nuestro tiempo como para que sus días de infancia merezcan nuestra atención? Hablaré de aquello que he aprendido de este libro y algunas reflexiones que me han surgido durante su lectura.
El tío Tungsteno, como todos sus libros, está impecablemente escrito. Su lectura es fácil y, pese a abordar temas de cierta complejidad para los profanos en Ciencias Químicas, en ningún momento se pierde la comprensión o el interés por lo que cuenta. Sacks nos presenta a su familia, judía ortodoxa, en los años previos a la Segunda Guerra Mundial, en su enorme casa londinense, siempre llena de invitados, familiares o personal de servicio. Sus padres eran médicos reputados y el ambiente científico se respiraba por toda la casa, alentándose la observación y la experimentación.
Pero no sólo sus padres. La mayoría de sus tíos tienen inclinaciones científicas. Desde la tía Len, apasionada botánica, al tío
no se puede negar la existencia autónoma de una mente que a la luz de la experiencia aparece autoconsciente, capaz de controlar determinados procesos neuronales.
Me temo que sí que se puede, sólo que estás demasiado poco informado (al menos si por “existencia autónoma” quieres decir que es una entidad inmaterial, espiritual, capaz de hacer que nuestro comportamiento físico -consciente o inconsciente- sea diferente del que está determinado por las fuerzas físicas ejercidas sobre nuestras moléculas). Enrólate en el Otto NeurathAbe un enamorado de la “luz fría” o lunibniscencia que comparte la propiedad de una fábrica de iluminación con el tío Dave (el tío tungsteno) enamorado de este extraño metal y que actuará como mentor de Sacks en su introducción al mundo de la experimentación química.
Su pasión por la Química crece poco a poco y sus visitas al Museo de Ciencias Naturales se convierten en verdaderos festines. También se aficiona a los libros antiguos de química, tanto a los Principios de autores reconocidos, como a los pequeños manuales que recopilan experimentos que el joven Sacks no duda en llevar a la práctica, en ocasiones con excesivo entusiasmo y escasas precauciones. En su narración dedica muchas páginas a relatar c