Revista Cultura y Ocio
Fue Nelson Mandela quien dijo que "no es valiente quien no tiene miedo, si no quien sabe conquistarlo", creo. El miedo es intrínseco a cada uno, y en cada uno de nosotros actúa con parámetros desconcertantes y totalmente independiente. Hay una premisa básica: todos tenemos miedo. Si no es así, es indicio de una supuesta anomalía psicológica -según el orden social establecido para ello-; o psicopatía. O también, causa de unentrenamiento específico. ¿El miedo se puede controlar? Tendríamos que controlar parte de nuestro cerebro. ¿Se puede hacer eso? Unos dicen que sí, y otros que no. ¿Reaccionar expontáneamente al miedo es valor o es una reacción de más miedo? Podemos adiestrar a nuestro cerebro, pero no controlarlo en todo caso. Es extremadamente ingenioso y astuto para dejarse controlar. El miedo puede adiestrarse hacia una respuesta distinta al estímulo primario. Es decir, me infringes miedo, me río -por ejemplo-. No es nada fácil hacer eso de forma natural. Se requieren un gran control de uno mismo. Hay personas que nacen con ese mecanismo de una forma innata o por consecuencia epigenética o genética individual. Como el que tiene habilidades para dibujar. Pero suelen terminar mal. Porque todo lo innato oculta una mutación genético-social, por llamarlo de alguna forma, de reacción al entorno. Y éste último, suele devorarlo casi todo, y sobre todo, lo amenazante para sí mismo. En "entorno social" es una especie de ente dinámico. De ahí lo de "según el orden social establecido para anomalía psicológica". Muchos, por otro lado, se adaptan finalmente a despecho de muchos socialmente somatizados, y triunfan sobre el entorno social. Y sus lecciones de vida (todos tenemos lecciones de vida) se ciernen sobre la idea de no tener miedo a la vida (social). Y nos parece razonable; pero al mismo tiempo, inancanzable tal propuesta. Porque no todos desconocemos nuestros miedos. Quizás sea todo lo contrario: los conocemos demasiado bien.