Revista En Femenino

De pesos y percentiles

Por Teresa Escudero Ozores
Estoy harta. Estoy harta de que los pediatras, las enfermeras de pediatría, las abuelas, y las siempre inefables vecinas del quinto, agobiemos a las madres con los pesos y los percentiles. Estoy harta de que un niño en percentil 95 sea estupendo durante el primer año... pero queramos ponerlo a dieta a partir del segundo. Estoy harta de que se considere como a enfermos a niños en el percentil 3... sólo porque están en el percentil 3, sin ningún otro indicativo de malnutrición o enfermedad.
Vamos a repasar un poco de estadística: Los percentiles se hicieron con niños sanos. Y en una consulta de 100 niños, lo normal es que haya por lo menos 3 por debajo del percentil 3... que a pesar de estar por debajo de dicho percentil, serán niños perfectamente sanos y normales. Y si pensamos que tiene alguna enfermedad, por favor, compañeros, BUSQUEMOS LA ENFERMEDAD. No asumamos directamente que la leche de su madre no le alimenta, no alarguemos el diagnóstico añadiendo suplementos, que igual le van peor al niño porque resulta que lo que tiene es una intolerancia a las proteínas de leche de vaca (un suponer).
Pretender que todos los niños de nuestra consulta se acerquen al percentil 50 es perverso... ¡si eso llegara a suceder, tendríamos que cambiar los percentiles! A mi modo de ver, es mejor que cambiemos nosotros el lenguaje y aprendamos a expresarnos con propiedad: Un niño en el percentil 3 no está "bajito de peso"... está en el percentil 3, y punto. Un niño en el percentil 3 no está desnutrido, y en España, es bastante probable que uno por debajo del percentil 3 tampoco lo esté. Si recordamos de nuevo un poco la estadística, la probabilidad de que un niño esté enfermo, depende de la prevalencia de la enfermedad. Afortunadamente, aunque en esta España nuestra cada vez hay más MALNUTRICIÓN (niños que tienen déficits específicos de micronutrientes, déficit de hierro y yodo sobre todo, en general porque se les alimenta mal), todavía no tenemos tasas alarmantes de DESNUTRICIÓN. Los niños desnutridos son los de Sudán, que no sólo están "delgaditos", o "bajitos de peso", o por debajo del percentil 3. Son niños que no se mueven, que no interactúan, que no te miran, que están reservando la poca comida que les llega para sobrevivir.
Dejemos de agobiar a las madres con el peso y la talla, y vayamos más allá. Averigüemos qué y cómo está comiendo el niño. Aprendamos que la lactancia A DEMANDA, significa exactamente eso, cuando el niño demanda, sea a los 10 minutos, sea a las 3 horas. Aprendamos que la alimentación complementaria debe introducirse de manera racional, adecuada a la edad, preferentemente a partir de los 6 meses, y preferiblemente en trocitos, favoreciendo que sea el propio niño el que se lleve la comida a la boca. Recordemos (lo deberíamos saber, pero parece que se nos olvida) que el biberón ES PARA LA LECHE Y EL AGUA. Ni para zumos, ni para cereales (a menos, claro, que tengamos un paciente dentista y queramos llenarle la consulta... porque el uso de biberón para cosas dulces y con gran cantidad de azúcar, es la principal causa de caries en edades tempranas).
Recordemos que "embutir" la comida es algo que se hace con los pavos para conseguir que tengan un hígado graso (el sabroso foie-gras), no algo que se deba hacer con los niños para "prevenir" la "desnutrición".
Por favor, ¡un poco de sentido común!!
Os cuelgo un artículo de una compañera pediatra en clave de humor, porque hay cosas que deberían ser de risa... si no fuera porque se hacen de verdad, y porque tenemos una cantidad nada desdeñable de niños totalmente sanos, a los que se está embutiendo comida como a los pavos porque, según sus pediatras, están "bajitos de peso":

Ingresan a una doctora por bajo peso

Rocío Martín-Gil, médico y consultora de lactancia ha sido ingresada esta mañana en el hospital de Niño Hermoso.
Los médicos que la han ingresado, consideran que su peso no es adecuado, y que debería situarse por encima del percentil 50. Rocío está ingresada en la Unidad de Hospitalización, donde va a ser sometida a un riguroso estudio alimenticio, en el que se va a medir el volumen de alimento que ingiere. Rocío se tendrá que pesar antes y después de cada comida, para comprobar que efectivamente la comida está dentro de su cuerpo y que no hace ningún truco para deshacerse de ella. Durante su ingreso, se van a anotar el número y las características de sus deposiciones y se va a hacer un análisis sanguíneo completo. Sus familiares van a poder y entrar y salir a la Unidad de Observación cada vez que quieran, menos de 9 a 12 h, que es cuando pasan visita los médicos.
Prohibido traerle comida casera
Los doctores que la atienden, están preocupados por la comida que toma Rocío en su domicilio, que según dicen es de mala calidad. A partir de ahora, tendrá que tomar leche con cereales. Para estar seguros de que la leche es de la mejor calidad posible, no podrá tomar leche fresca, sino leche en polvo, deshidratada y posteriormente tratada con vitaminas y minerales para que sea más completa. Los cereales no serán en ningún caso los mismos que tomaba en su casa y que le han llevado a esta situación, sino que serán también cereales deshidratados y procesados, como los que se venden para bebés.
Sonda nasogástrica
Algunos días, la doctora se niega a tomar la comida que le proporciona el hospital, que dice que tiene mal sabor y tiene un aspecto muy industrial. Los doctores afirman que si sigue con esta actitud, lo que va a conseguir es que le coloquen una sonda nasogástrica, pero que nunca le van a dar la comida de su casa.
Mal ejemplo
Los médicos que la atienden consideran que el peso de Rocío es inaceptable, y que es un mal ejemplo para todas las madres de la comunidad, que al verla, pueden creer que el peso de sus hijos está bien, aunque sea inferior al percentil 50.
En esta zona de salud, todos los médicos de la zona luchan porque los niños a su cargo tengan un peso superior al percentil 50. Este peso hace que los niños estén rollizos y da nombre al hospital, mundialmente conocido, de Niño Hermoso.
Piruletas y regaliz
Durante su ingreso, se ha descubierto que la doctora tenía muy malos hábitos alimenticios, comiendo cada vez que quería, sin horarios. Esto es un escándalo, y durante su estancia en el hospital, la comida se la van a dar a unas horas determinadas, las que el personal considere más adecuadas, pudiendo chupar entre una toma y otra, piruletas y regaliz que le serán proporcionadas por el personal de la planta.
Seguiremos informando.
Dra. Rocío Martín-Gil ParraConsulta Médica de Lactancia

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