De vez en cuando vamos en coche desde Asturias a Valencia y
aprovechando que se pasa por tantos sitios nos gusta parar a hacer noche en
alguna ciudad para salir de tapeo. El año pasado lo hicimos en Vitoria. En esa
parada no triunfamos, no sé si fue por ser en agosto y estar la ciudad al
ralentí, por hacer calor y estar la mayoría de la gente en terrazas o porque el
ambiente es así pero fue algo peor de lo que esperábamos y, a pesar de
recorrernos las calles que nos recomendaron (Correría) y los alrededores de las
plazas de España y la
Virgen Blanca, la mayoría de los sitios estaban vacíos y las
tapas eran, por lo general, minibocadillos en todas partes. No nos dio ni para
poder hacer una entrada en el blog.
Este año la parada la hicimos en Pamplona. Queríamos
degustar sus pintxos con tranquilidad ya que conocíamos la ciudad pero en San
Fermín y en esas fechas se va a otra cosa… El estilo del tapeo es tipo vasco,
con barras de ensueño, llenas de pequeñas obras de arte gastronómicas y de
precio alto. Tapas de 2-2,5€ y los vinos rondando los 2€.
Las mejores zonas de la ciudad están en los alrededores de la
Plaza del Castillo. Por un lado en las calles Comedia y San Nicolás y por el
otro lado de la plaza en las calles Espoz y Mina y la mítica Estafeta,
conocidísima por los encierros. De hecho hay una ruta de tapeo que se llama así
“encierro” que consiste en hacer el recorrido del mismo entrando en todos los
bares, algo solo para valientes.
Por la mañana dimos una vuelta rápida por el primer lado:
San Nicolás, empezando en el Baserri, una barra repleta, donde tomamos un
pincho de calabacín con beicon y gambas, un delicioso huevo a baja temperatura
con hongos y dos coca-colas por 8,90€.
Seguimos avanzando por la calle hasta San Nicolás Cocina Vasca un restaurante con una carta de tapas en las que
predominaban los huevos así que nos tomamos uno a la marinera (con salmón
demasiado salado, patatas, gambas y gulas) y una tempura de verduras y
chipirones; las dos tapas con mosto y clara salieron por 7,30€.
Terminamos la
ruta mañanera en La Marrana de La Ramos, el local venía recomendado en la guía Ruta de Pintxos de
Turismo de Pamplona y estaba bastante lleno por lo que nos adentramos en él;
fue un poco decepcionante ya que las tapas eran tostas con pan bastante malo.
Pedimos una de jamón, aceptable, y una de pulpo soso, con el pan quemado y muy
insulsa. Nos cobraron 8,70 por las dos con un agua y mosto… algo caro para lo
que era.
Acabamos bastante llenos solo con 3 bares por lo que
decidimos irnos a descansar al hotel y reservarnos para la sesión de noche, llegando
a la conclusión de que era mejor compartir un solo pintxo por bar para, así,
poder visitar más locales ya que por la noche tocaba la calle Estafeta:
- Empezamos en La cocina de Álex Múgica. Un bonito
y tranquilo local (no es la típica barra llena de tapas) al que entramos para
probar “Antxoa y Txangurro, menuda lata!” una exquisitez de pasta de txangurro
con un boquerón que fue III Premio en el concurso de pintxos de Navarra. Con
una coke y un txacolí salió por 7 euros.
- Gaucho, en Espoz y Mina, nos separamos un poco
para probarlo ya que es uno de los bares más míticos de la ciudad y el que
tiene la fama de tener lo mejores pinchos. Y era verdad, nos tomamos un brick
de magret de pato con bechamel que fue de los mejores pintxos del día. Aquí nos
pasamos al blanco. Allí suelen darte a elegir entre txacolí o chardonnay, algo
que no está nada mal… agradecimos cambiar un poco del tan extendido Rueda verdejo.
La tapa y dos vinos 6,40€.
- Iruña. El clásico por excelencia, famoso por ser frecuentado por Hemingway (donde no ha estado este hombre!!), por ser del
siglo XIX, por su decoración y por estar en plena Plaza del Castillo. Al final fama y poco más,
las tapas no valian un pimiento; probamos la croqueta (con jamón malísimo y duro),
Tortilla (puff) y una chistorra normalita con un agua y 2 blancos por 10,10€.
- Txoco. También en la plaza del Castillo. Se anunciaban
como tapas y cócteles (gin tonics, como no). Dos txacolis y un brick de
morcilla con cebolla y salsa de calabaza por 7 euros.
- Volvimos a Estafeta y entramos en otro de los
más famosos: Fitero. Buena barra donde pudimos probar una curiosa croqueta de
calamares en su tinta con dos txacolis por 6 euros. Curioso el tema de la
croqueta de calamares.
- Bodegón Sarria. Entramos a la llamada de sus
jamones y la tapa recomendada era el Serranito, una especie de bocatín de jamón
ibérico a la plancha que nos pareció algo timo. Costaba 2,7 euros y no estaba
muy bueno (dudamos aún si era jamón lo que había dentro). Con dos chardonnays
la cuenta ascendió a 6,7€.
- Okapi, no eran ni las doce de la noche y, sentados
en las terraza de este lugar nos dimos cuenta de que la calle se había quedado
desierta y que muchos de los sitios habían empezado a cerrar. Muy pronto la
verdad; más siendo viernes. Este sitio no lo recomendamos, es totalmente para
guiris y tienen carteles fuera anunciando paella. La tapa fue un montadito de
txaka con dos blancos 5,20€
- En plan “vamos donde podamos” nos tomamos otra
en el Mesón Pirineo. Un huevo de codorniz con chistorra con dos vinos por 5,20€
- Y ya cuando estaban desmontando la barra
llegamos a tiempo de tomarnos una tosta de secreto ibérico con dos ruedas en el
Chez Belagua, 6,30€. No pasaban apenas de las 12 de la noche y ya no quedaba
nada abierto en la calle.
Una pena.
Nos alojábamos algo retirados del centro, en el Hotel Sancho
Ramirez, ya que estuvimos buscando en www.selectahotels.com
(una estupenda web de hoteles “especiales” que ya nos sorprendió con el Castillo Hotel Son Vida de Mallorca) algún alojamiento curioso y bien situado pero
estaban todos llenos por lo que acabamos usando un Wonderbox de “noche
insólita” donde lo insólito es que hoteles de categoría media-baja como este, estén
en un paquete que se hace llamar así. Pero eso no nos enturbió la noche,
tranquilamente, con el estómago lleno y el ánimo alto por lo que habíamos
disfrutado nos volvimos al hotel.
¡Viva San Fermin.
Gora San Fermin!.