En Santiago hay muchísimas opciones a la hora de escoger un sitio para comer. Por todas las callejuelas del casco histórico puedes encontrar multitud de restaurantes capaces de deleitar a todo tipo de paladares.
Algo que nos llamó mucho la atención la primera vez que visitamos la cuidad es que en todos los bares te ponen tapa. La verdad es que conocimos Santiago de la mano de un amigo gallego que vive allí y nos llevó a unos sitios impresionantes. ¡Vaya tapas! A ver si la próxima vez que la visitemos nos centramos un poco en este tema y os lo mostramos.
No es la primera vez que visitamos Santiago, y ya solemos ir un poco a tiro hecho dependiendo de lo que nos queramos gastar. En este caso, queríamos comer algo típico de la tierra y que fuera económico. Así que escogimos el restaurante Orella para comer unas raciones a compartir. Es un bar muy bien situado, estrechito y siempre lleno, ideal para comer bocadillos y raciones. El plato típico del bar es la ración de orella (oreja de cerdo) con pimentón, pero aun no nos hemos atrevido a probarla. Igual la próxima vez. Hay muchas raciones para escoger y muy bien de precio.
A pesar de que no es uno de los mejores platos de la carta, comenzamos con una ración de pulpo a feira. Qué raro en nosotros.... El tamaño de la ración nos pareció más que aceptable ya que por 11€ que vale la ración venía bastante cantidad de pulpo.
El pulpo estaba bueno con una textura durita. En cuanto a los condimentos, tenía bastante pimentón y sal gorda, que a nosotros nos suele gustar mucho. Si le tenemos que sacar un pero, es que tenía poco aceite de oliva, pero bueno aun así estaba bastante aceptable.
El pulpo lo comimos acompañado de una buena ración de pan gallego, del que no sobró nada.
Después pedimos una ración de langostinos a la plancha y he de decir que estaban espectaculares.
Estaban muy jugositos y muy bien hechos por dentro. Además el toque de la sal gorda, hacía que estuvieran aun más ricos. La verdad es que estaban para chuparse los dedos.
Y por último pedimos una ración de chipirones a la plancha.
Nos encantan los chipirones y estos estaban muy buenos. Los calamares son un ingrediente que nos da un poco de miedo porque si los cocinas más tiempo del necesario tienden a ponerse duros. Estos estaban muy blanditos y bien cocinados. Al exprimir el limón por encima estaban perfectos.
Esta vez no pedimos postre porque ya estábamos bastante llenos. Cabe destacar que los langostinos y el pulpo no son de las raciones más económicas de la carta, hay muchas más y mucho más baratas, como por ejemplo de zorza, lacón, calamares rebozados, orella, tortilla de patata, etc.
¡Buen provecho!