Revista Religión

De un Santo, sobre los santos

Por Santos

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Que si San Judas Tadeo tiene un palo; que si la Mano Poderosa; que si mi santo puede más que el tuyo; que si el Niño Cogelosipuedes; que si que ofrenda se le pone a Santa Rita; que si Santa Marta te quita algo cuando te concede lo que le pides... Las mil y una boberías se oyen de los santos, o mejor dicho, de la devoción que la gente tiene. Leyendo al Gran San Juan de la Cruz, me animo a exponer lo que dice sobre el tema:

El santo escribió un tratado pequeño, sobre “Los milagros de las imágenes de Guadalcázar” (Écija)1. Este tratado se ha perdido, pero se sabe que hablaba sobre el uso de la imaginería, de cómo algunos fenómenos pueden ser falsos e incluso diabólicos, sobre como poder discernir la veracidad de un suceso extraño. Aún así en su libro “Subida del Monte Carmelo”, hallamos algo sobre el tema:

"Algunas personas miran más en la curiosidad de la imagen y valor de ella, que en lo que representa; y la devoción interior que espiritualmente han de enderezar al santo invisible, olvidando la imagen que no sirve más que de motivo, la emplean en el ornato y curiosidad exterior.

Llega la bobería a tanto, que algunas ponen más confianza en unas imágenes que en otras, entendiendo que les oirá más Dios por esta que por aquella, representando ambas una misma cosa, como dos de Cristo o dos de Nuestra Señora. Y esto es porque tienen más afición a la hechura de una que a la de la otra, en lo cual va envuelta una gran rudeza acerca del trato con Dios y culto y honra que se le debe, el cual sólo mira a la fe y la pureza del corazón del que ora.

Porque hacer Dios más mercedes por medio de una imagen que por otra del mismo género, no es porque haya más en una que en otra para ese efecto (aunque en la hechura tenga mucha diferencia), sino porque las personas despierta más su devoción por medio de una que de otra. Que si la misma devoción tuviese por una que por otra (y aún sin una ni otra), las mismas mercedes recibirían de Dios.

Otras veces acaece que, mirando una imagen, la vean moverse o hacer semblantes y muestras, dar a entender cosas o hablar. La persona devota de veras, en lo invisible pone su devoción y pocas imágenes ha menester y de pocas usa; y usan de aquellas que más se conforman con lo divino que con lo humano…

Es verdad que todo ornato y atavío y reverencia que se puede hacer a las imágenes es muy poco; por lo cual los que las tienen con poca decencia y reverencia, son dignos de mucha reprensión, junto con los que hacen algunas tan mal talladas que antes quitan la devoción que la añaden, por lo cual habían de impedir a algunos oficiales (artesanos) que en este arte son cortos y toscos.

1 El “milagro” consistía en un pequeño Cristo del hospital de la Caridad, junto al cual ponían en Semana Santa y algunas fiestas, una imagencita de la Virgen. El Cristo volvía la cabeza, la inclinaba para “saludar” a su Madre. Los hechos fueron comprobados por muchos y declarados verdaderos por el capellán del hospital y su padre. Lástima no se conozca el tratado de San Juan de la Cruz y su opinión del tema, pero leyendo este texto podemos hacernos una idea.


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