Hoy se acaba la Semana Santa, tod@s los padrinos y madrinas tienen un arduo trabajo en este lunes de Pascua, teniendo que repartir sus roscas, bizcochos y monas a sus pequeños (y no tan pequeños) ahijad@s, y hoy, después de una semana de parón, volvemos a endulzarnos. Después de esta semana, en la que pensaba relajarme al máximo tomar el sol, y disfrutar de la playa y del buen tiempo, creía que iba a venir con energías renovadas y totalmente al 100%, pues nada mas lejos de la realidad. Dejando a un lado varias excursiones gastronómicas-culturales-festivas que hemos hecho, me he pasado todos estos días moqueando. En la
Semana Santa mas lluviosa de los últimos veinte años (que se dice pronto), mis hijit@s y yo nos la hemos pasado tosiendo y sonandonos. Los tres estamos metidos en un bucle del que no somos capaces de salir, empieza mi hijo que se trae los virus del cole, se los pasa a su hermana, porque se ha tomado muy en serio el tema este de compartir, y los virus no iban a ser menos, y después, mi pequeña princesita, que se pasa el día abrazándome, dandome besos y, como no, tosiendome en toda la cara, me lo pasa a mi, y así estamos. Yo procuro tener cuidado para no volvérselo a pasar , pero claro, al preparar la comida, o el desayuno, o cualquier cosa, es inevitable que estos malditos virus se cuelen por algún hueco y vuelvan al cuerpecito de mis hijit@s, osea, que imposible salir de esta odiosa espiral. Nunca pensé que mi pequeña nariz (sí, a diferencia del resto del cuerpo, mi nariz es pequeña) pudiese albergar en su interior tal cantidad de mocos, con todo lo que lleva salido de ella habría podido llenar veinte botes de blandiblu (os acordáis???aquella cosa verde y viscosa que venía en un bote de plástico y que no se muy bien para que servía). El único que se salva, por el momento, es papá, nuestro superhéroe particular,suponemos que todas las mañanas desayuna kriptonita, porque, viviendo en una casa llena de virus y mocos, todavía no ha pillado un resfriado. Yo no hago mas que ventilar y ventilar, a ver si se van, pero nada, no hay suerte, y así me pasé la Semana Santa, viendo llover, con un rollo de papel de cocina pegado a mi para no parar de sonarme mi pequeña nariz. En fin, para celebrar que hemos vuelto en este lunes de Pascua, y como la rosca ya os la he traído
el domingo de ramos, os vamos a hacer otro postre muy típico de estas fechas, torrijas.
Torrijas
Ingredientes:
Bueno, primero deciros que no pongo cantidades porque depende de la cantidad de torrijas que vosotr@s queráis hacer. Cortamos el pan en rebanadas y las bañamos en leche. Cuando estén bien empapadas las pasamos por huevo batido y las freímos en abundante aceite. Cuando estén doradas las ponemos en un papel de cocina para que eliminen el aceite y las espolvoreamos con abundante azúcar (cuando estén calientes que así se derrite y se convierte en un almíbar exquisito). Hay gente que las baña en licor o les hecha canela pero a mi como mas me gustan es de esta forma tan sencilla y fácil de hacer.