Revista Cultura y Ocio

Debate: La Hija de los Sueños - Artículos - Debate

Por Eltiramilla

Héctor (moderador): ¡Atención, señoras y señores, un nuevo debate llega al diario! En esta ocasión gira en torno a la última novela juvenil de Sandra Andrés Belenguer, La Hija de los Sueños (Premio As de Picas 2011), que ha suscitado opiniones muy diversas entre dos de nuestros miembros. Para proporcionar una visión lo más democrática posible darán rienda suelta a sus estilográficas llenas de spoilers, con las que defenderán sus posturas, así que leed con ojo, tiramillotes, porque ambos prometen no dejarse en el tintero ni una coma de lo que piensan. Descubramos primero el argumento de la obra.

Iris tiene diecisiete años y está viviendo un buen momento: tiene excelentes amigos, disfruta con la literatura y se siente atraída por su compañero Adrien. Sin embargo, una asfixiante pesadilla la acosa desde su infancia. Ella procura ignorarla, sin ser consciente de que posee un misterioso don que podría cambiar el curso de su vida. Pero la sucesión de varios extraños acontecimientos la llevarán a descubrirse a sí misma y adentrarse en un oscuro mundo marcado por el peligro, el suspense… y los sueños.

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T. C. (combatiente nº1): Las prisas no son buenas en absoluto, y la novela La Hija de los Sueños desprende eso en cada página, la rapidez con la que fue creada.

Juan (combatiente nº2): Aunque las prisas no sean las mejores consejeras, lo cierto es que en este caso la autora tiene muy buenas ideas jalonadas de distintos puntos positivos, como la acertada elección del vocabulario o unos personajes que dejan entrever buenas personalidades. Y un malvado que, aunque en algunos momentos dé risa, en otros resulta realmente creíble.

T. C.: Precisamente lo único que defiendo del libro son las ideas, porque habiendo sido bien meditadas y desarrolladas, se habrían aprovechado muchísimo mejor. Respecto al vocabulario, no me parece bien elegido, se ha utilizado de un modo demasiado intermitente e injustificado. Por otra parte, los personajes me han parecido planos y sosos, y no han logrado que me encariñara con ellos, además de que sus reacciones y modos de proceder resultan exagerados y poco verosímiles. Tal vez el perfil de Jonathan esté mejor trazado, pero en el momento del “cambio brusco” el personaje parece morir, volverse incluso inexistente a pesar de estar presente, cuando durante todo el libro hasta ese momento había dado la impresión de que sería el líder del asunto. Del malo sólo su inicio fue interesante; después, siendo ya malvado, da verdadera risa.

Juan: No estoy de acuerdo, el vocabulario me parece elegido con bastante juicio, si bien es cierto que mejora en las partes oníricas mientras que en las reales adolece de un cierto toque barroco nada acorde con los personajes. Por otro lado, sí admito que después del cambio de tercio la novela parece intentar acercarse a otros personajes completamente distintos.

Moderador: Lo que resulta más intrigante parece ser lo que comentan los dos combatientes sobre ese corte donde la historia sufre un giro importante, ¿es tan radical como para que al final el lector se quede con una impresión negativa o tan solo una manera de reconducir la trama como sucede en otras obras de ficción?

T. C.: La respuesta es afirmativa, y es que el cambio se produce demasiado tarde con respecto a la extensión de la obra, a partir del que todo se precipita sobremanera, desaprovechando así todas las ideas interesantes esbozadas hasta entonces. El tono juvenil de la novela pasa en ese momento a convertirse en algo tremendamente infantil, con personajes vacíos y superficiales.

Juan: Estoy de acuerdo en la brusquedad del cambio. Sin embargo, desde mi punto de vista la novela pasa de juvenil normalita con cierto aire costumbrista a juvenil romántica paranormal del montón. Es cierto que las cosas se precipitan de mala manera, pero eso no hace que los personajes sean infantiles; aunque, de acuerdo, la evolución no es continua, sino a saltos. La autora juega con la idea de la fuerza interior como energía motriz de los cambios, y a pesar de que no le sale del todo bien, tampoco es desdeñable.

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T. C.: Lo lógico es mantener una coherencia, y si el personaje tiene una personalidad determinada, no puede perderla de golpe y sin motivo . Adrien, a quien vislumbramos como gran profeta de chiste ya desde el principio, también se convierte repentinamente en un personaje anodino; y respecto a Iris, tan sosa y amante de la autoflagelación como Bella en Crepúsculo, se cree fácilmente todo lo que le cuentan. Cambiando de tercio, ¿qué me dices del modo de resolver la trama de los libros “buenos” que escribe Morpheus para reparar los daños? Seis líneas, literalmente, limitándose a contarnos que ya se ha resuelto, muy fácil y felizmente. Una pena, un desperdicio de ideas.

Juan: Pero es que en realidad no cambia tanto, precisamente Jonathan mantiene relativamente su personalidad, aunque es cierto que incluyendo un determinado atributo que le hace distinguirse por completo de lo que él mismo era antes. Y sí, lo de Iris es de camión de bomberos, pues pasa de chica normalita con una ligerísima tendencia a la autoflagelación a ser una Mary Sue perfecta. Y eso no tiene salvación, porque encima se ve perfectamente por dónde van a ir los tiros en la segunda parte de la saga… Coincido contigo también en que el desarrollo de la trama de los libros “buenos” es un desperdicio de ideas; con lo genial que describe las pesadillas no estaría de más que hiciera lo mismo con los sueños positivos que se encarga de despachar.

T. C.: Exacto. Habría dado para un capítulo o dos, como mínimo, ver el desenlace de esa trama que podría haber resultado tan original. Ya decía que las prisas no son buenas.

Juan: Tu última frase condensa en gran medida la sensación que deja el libro al final. No obstante, tienes que reconocer que las escenas del instituto son verosímiles y entretenidas. Que, por separado, todo el tema de Morpheus es muy interesante, dando lugar a mucho interés, aunque haya muchas cosas… que no acaben de casar del todo. Y que el otro mundo es muy curioso, aunque sea un añadido en el que debería haberse centrado en vez de dilapidar dos tercios del libro en hacernos creer otra cosa.

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T. C.: Creo que las escenas del instituto se hacen exageradas en muchas ocasiones, anticipando acontecimientos de manera innecesaria. Respecto a Morpheus reitero mi opinión: ideas desaprovechadas que te dejan un mal sabor de boca tras haberlas catado y la sensación de haberte quedado a medias.

Juan: En definitiva, creo que lo que hace que se le juzgue tan duramente es que se trata de un libro que podría haber sido mucho mejor. Apuntaba maneras tanto en la trama como en los personajes, pero una serie de decisiones desafortunadas lo dejan fuera de la lista de las mejores obras. Sin embargo, lo que digo no significa que sea una mala novela: tiene muchas cosas mejorables, pero tal y como está merece la pena echarle un vistazo y disfrutarlo. No voy a defender que la autora tenía prisa, porque eso no es excusa, si no te da tiempo a presentarlo a un concurso, mejor haber esperado al siguiente y haberlo pulido. Aun así, me gustaría saber cuáles fueron exactamente los cambios que exigió la editorial para publicarlo, porque las últimas páginas son con diferencia mucho peores que el principio.

Moderador: Ya lo veis, tiramillotes, no ha quedado títere con cabeza, aunque en esta ocasión no se alza un claro ganador. Lo que parece es que La Hija de los Sueños no es lectura para todos los paladares, pero a pesar de sus puntos flacos, los dos combatientes confían en los próximos trabajos de la autora. Y vosotros, ¿habéis leído el libro?


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