Se produce un “extraño efecto” sobre muchas personas que ante la falta de argumentos en un debate, se sienten atacadas… El “ataque de la Verdad” se podría llamar…
Lo más humilde sería analizar realmente esos argumentos y si comprobamos que no podemos rebatirlos, tenemos dos opciones:
1) Si nuestro “INSTINTO” nos dice que aún así esos argumentos fallan, simplemente abandonar el debate. Una forma elegante y educada es decir “mira, no te lo puedo replicar, pero algo me dice que no tienes razón, por lo tanto, abandono el debate”… ;) Otra forma es, simplemente “desaparecer”… (la más utilizada).
2) Y si entendes esos argumentos y compruebas que rebaten los tuyos, deberíamos dejar de lado nuestro ORGULLO y darle la razón a nuestro contertulio, sin más. Bueno, los más humildes hasta podrían dar las gracias, claro, jejeje.. Por desgracia, ninguna de las dos opciones son habituales. El Ego, en este caso, es el principal culpable de esta actitud.
En fin, ya lo decía mi abuela que en paz descanse: “Di las verdades y perderás las amistades!” Lo más curioso es que esas verdades no tienen porque afectar directamente a la persona, sino también a sus ideas… Y es que al final, somos lo que pensamos… ;)