Revista Cine

DEGUSTACIÓN DE TITUS ANDRÓNICUS - De todo menos teatro

Publicado el 12 diciembre 2010 por Loscriticones
DEGUSTACIÓN DE TITUS ANDRÓNICUS - De todo menos teatroTitus Andronicus es una tragedia de Shakespeare escrita a finales del siglo XVI. En este principio del siglo XXI las palabras del Bardo (el mejor dramaturgo de la historia con permiso de los del Siglo de Oro y del Valle-Inclán de mi buen amigo ARM) no tienen ningún valor. Lo importante es el espectáculo. Lo importante es colocar frente al público algo que nunca haya visto antes en una sala de teatro. Por ejemplo, un videojuego o un cocinero trabajando en sus fogones. Los más afortunados (entre los que me encontré) son invitados al banquete final y tienen el privilegio de degustar un exquisito plato acompañado de un buen vino de Rioja. Es lo que me salvó la obra. Espero que no fuera carne de ser humano.
Tan preocupada parece La Fura dels Baus por innovar y sorprender que se han olvidado de lo esencial (llamadme antiguo): el texto y la interpretación de los actores. Aunque hay que reconocer, eso sí, que no hay tiempo para el aburrimiento... hay que estar muy atento para averiguar por cuál de las cuatro esquinas salen los actores, para recoger los aperitivos que se van ofreciendo al público y, sobre todo, andar con mil ojos para no ser atropellado por alguno de los aparatos móviles que conducen los actores. En realidad, miento: sí hay tiempo para aburrirse. Preparar tanta parafernalia lleva su tiempo y el ritmo de la obra se resiente. Y, hablando de aparatos móviles, sospecho que no es fácil para un actor meterse en el papel cuando tiene que estar más preocupado por no aplastar un pie a una señora del público. O a un crítico la cabeza.
Con tanto ajetreo, con tanto alimento rondando por encima de mi cabeza, tentándome, con DEGUSTACIÓN DE TITUS ANDRÓNICUS - De todo menos teatrotanto moverme de un lado a otro evitando coches eléctricos que pasaban a mi alrededor mientras sus ocupantes lanzaban bolsas rellenas de arena a las enormes cuatro pantallas, una por cada pared de la sala, con tanto girar la cabeza de un escenario a otro y de éstos a las plataformas móviles que conducían los actores, perdí el hilo de la historia. ¿Por qué se matan? ¿Quién se venga de quién y por qué? ¿Quién es Tito, quién es Saturnino?
La Fura del Baus ha creado un estilo propio. Ha pasado mucha agua bajo el puente desde 1979. Su fama es merecida. Y buscan, en cada espectáculo, otra vuelta de tuerca más, algo que deje boquiabierto al respetable. Sin embargo, después de tantos años investigando desde la misma perspectiva de trabajo, creando el “lenguaje furero” (sic), el público ya no se puede sorprender. El verdadero reto sería montar una obra en un solo escenario, frente a un público sentado en sus butacas sin distracciones a su alrededor, sin necesidad de decorado, sólo con buenos actores y un mejor texto. ¿Serían capaces?
FRANK

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