Tres niños caprichosos, por distintos motivos...
El primero es el más tierno, Agustín que quiere ver a Cristina "en la vida real", un purrete que debe ver a Cristina como una segunda madre, que la debe ver por la tele y se encapricha: la quiere tener al lado, aunque haya mucha gente y sea poco probable. Bueno, salvando las distancias a muchos nos genera eso, nos dan muchas ganas de abrazarla y de darle fuerza, de agradecerle por partida doble, porque en ella también está él, nuestro papá Néstor. Para ver quiénes son los que emanan odio basta reflejarnos en los niños: ¿qué diría el pobre niño si estuviera criado por padres antikirchneristas? ¿Cuantas maldiciones saldrían de su boca inocente sólo porque repite lo que dicen en la casa? Mientras que Agustín manifiesta la espontaneidad de un niño que sueña con ir a la Plaza y ver a la Presidenta. El niño ve en Cristina una imagen fraternal, y si eso no es acercar la política a "la vida real"...
Por el otro lado: dos niños malcriados
Hablan los dos. El primero, Pablo, un niño bobo enquistado en los senos de su novia (cual Clemente dentro de la Mulatona, con perdón de ambas maravillosas creaciones) le hace un guiño al otro niño caprichoso, Lucas, con un guiño complice, del estilo "la política que te gusta", dedito pulgar en alza, donde la imagen pristina de una joven idiota y traidora sin fundamentos politicos hace escuela en ellos. Lucas arremete, quiere ser critico y se vuelca al extremo del bloggero estrella despechado, estrellado en el rencor de aquel que se sentia el rockstar 2.0 y le quisieron contar de qué se trata todo esto: que más allá de todo, estamos en una disputa, que ganamos una decada pero para avanzar no hay que ponerse en exquisito liberal (sobretodo si del otro lado tenes una derecha rancia y depredadora esperando morfarnos a todos de dorapa).
No, Lucas, hay cosas que están mal pero la discusión se da en las bases, no se toman las partes por el todo, y tampoco venderse como una amante despechada hacia aquel que no le interesa avanzar en el proyecto sino todo lo contrario: destruir los cimientos a través de unas cuantas operaciones (u operetas) que apelan al sentimiento moralista de un sector hipocrita de la sociedad.
No, Lucas, el kirchnerismo no está en ninguna etapa religiosa, porque en la religion no se discute ni se modifica nada, solo se sacraliza y se impone un conservadurismo mistico. Los que están en una etapa religiosa son los otros, que ven en Bergoglio un salvador extraterrenal que nos dice que la política es caca. Mientras que la política es la vida misma y gracias a esta democracia que supimos conseguir se puede putear, criticar y decir estupideces como vos y el otro que se cree capocómico, o bien se puede amar y soñar con utopías posibles como este pibe Agustín.
http://www.perfil.com/politica/Lucas-Carrasco-bloguero-K-Boudou-es-de-cuarta-20130526-0008.html