Revista Asia

Del arhat al bodhisattva

Por Tiburciosamsa

En el budismo primitivo el ideal a conseguir era el del arhat. El arhat es aquél que ha conseguido el Despertar, ya no genera más karma y ya está en la senda para alcanzar el nirvana, lo que ocurrirá una vez que se haya extinguido todo el karma que aún le quede por consumir. Si lo pensamos bien, este ideal es perfectamente congruente con las Cuatro Nobles Verdades y con las enseñanzas del Buda Sakyamuni sobre el karma. Lo interesante es que en los siguientes trescientos años hubo algunos budistas que pensaron que los arhats eran unos pedazos de egoístas, sólo preocupados por su liberación personal, y así, pensando, pensando, vinieron a crear la figura del bodhisattva, como nuevo objetivo a alcanzar. El bodhisattva es aquél que hace el voto de no alcanzar la Budidad mientras haya seres que sigan sufriendo en el samsara y, por tanto, se esfuerza en llevarlos a todos a la liberación. Es una idea tan bonita, que cualquier día la veremos en el programa electoral de un partido político.

En el canon pali, que recoge los discursos budistas más antiguos aparece aquí y allá aplicada a Buda la palabra “bodhisatta”, que se tradujo al sánscrito (idioma utilizado sobre todo por el budismo mahayana) como “bodhisattva” y que se interpretó etimológicamente como un compuesto de “bodhi” (iluminado) y “sattva” (ser). No obstante, hay otra posibilidad que me suena más verosímil y es que “bodhisatta” venía de “bodhi” (iluminado) y “sakta” (uno que aspira a), con lo que la palabra realmente significaría “uno que aspira a la iluminación”. Me parece que esto se le aplica a Buda muy bien.

Un ejemplo de esas apariciones esporádicas de la palabra “bodhisatta” lo tenemos en el “Ariyapariyesana Sutta” en el que dice: “Yo, también, monjes, antes de mi Despertar, cuando era un bodhisatta no despierto, estando sujeto al nacimiento, busqué la felicidad en lo que también estaba sujeto al nacimiento [la frase se repite en los mismos términos con “envejecimiento, enfermedad, muerte, pena y corrupción]”. Más adelante también dice: “… Antes de mi Despertar, cuando sólo era un bodhisatta no despierto, yo también percibía la luz y la visión de las formas y que después de que la luz desaparecía, con ella desaparecía la visión de las formas.” De éstos y otros ejemplos similares, vemos que Buda se denominaba a sí mismo “bodhisatta” y que el sentido que parecía querer darle a la palabra era el de “uno que aspira a la iluminación”. Estas declaraciones escuetas no permiten representar a Buda enseñando una vía del bodhisattva diferente de la del arhat.

Casualmente el concepto de bodhisattva sí que aparece ya mucho más desarrollado en tres de los sutras del Khuddakanikaya, una parte del Sutta Pitaka, que recoge escritos misceláneos, algunos de los cuales son más bien tardíos y posiblemente no se remonten al propio Buda. Uno de ellos es el “Buddhavamsa”, que recoge las vidas de Buda Sakyamuni y los veinticuatro Budas que le precedieron. El “Buddhavamsa” muestra la transcendentalización de la figura de Buda, que sería más tarde unos de los rasgos definitorios del budismo mahayana. Algo parecido puede decirse del “Cariyapitaka”, otro de los textos del Khuddakanikaya que se extiende sobre la figura del bodhisattva. El “Cariyapitaka” recoge historias de 35 vidas previas de Buda. Tanto el “Buddhavamsa” como el ‘Cariyapitaka” recogen ya las “paramitas” o virtudes que hay que perfeccionar para convertirse en bodhisattva. El camino hacia la creación del concepto de bodhisattva estaba abierto.

Aunque parece que hay acuerdo entre los estudiosos sobre el carácter tardío del “Buddhavamsa” y del “Cariyapitaka” no he encontrado fechas concretas sobre cuando fueron escritos. Pienso que seguramente sean algo posteriores a la escisión entre sthaviras y mahasamghikas que se produjo tal vez un siglo después de la muerte de Buda.

La tradición habla de un Segundo Concilio que se reunió un siglo después de la muerte de Buda. En dicho Concilio se habría tratado sobre el vinaya, el manual de reglas que siguen los monjes. Un grupo de monjes habrían querido introducir prácticas más rigurosas y la mayoría se habría opuesto. Así se habría producido la primera escisión en la sangha, entre los sthaviravadins (los rigoristas) y los mahasamghikas (los laxos).

No obstante, fuentes no-theravadas dicen que el cisma se produjo más tarde y que el motivo fue doctrinal. Un monje llamado Mahadeva habría presentado cinco tesis sobre la naturaleza de los arhats, que los rebajaba de alguna manera: 1) Un arhat puede tener sueños guarros; 2) Un arhat puede ser ignorante en asuntos mundanos; 3) Un arhat puede tener dudas doctrinales; 4) El estado de arhat sólo se alcanza con ayuda de un maestro (este punto indicaría ya una concepción exaltada de Buda; dado que no tuvo maestro que le mostrara cómo se alcanza el estado de arhat, Buda estaría por encima de los arhats al uso); 5) El arhat puede entrar en la vía budista mediante una exclamación como la de “¡Qué pena!” (Los estudiosos actuales no tienen ni idea de lo que quería decir exactamente Mahadeva con esto, pero para sus contemporáneos no debía de sonar como la chorrada que nos suena a nosotros). Los mahasamghikas habrían sido quienes apoyaban las tesis de Mahadeva.

Uniendo ambos relatos tenemos que por un lado estaban los sthaviravadins defendiendo una práctica monástica más rigurosa y un papel más exaltado para los arhats y por otro los mahasamghikas, que eran algo más laxos en la práctica y le bajaban los humos a la figura del arhat. Muchos estudiosos ven en los mahasamghikas a los predecesores del budismo mahayana. Otra opinión muy extendida es que el mahayana surgió como una reacción laical ante lo que se percibía como una excesiva orientación monástica del budismo.

Tal vez un componente en ese programa “laicizador” del budismo fuera la degradación del arhat y su sustitución por el bodhisattva, que ofrece un modelo menos monacal. Además el bodhisattva resultaba mucho más atractivo para un ser humano del montón. Allí donde un arhat parece que está por encima de los problemas y que lo más que puede hacer por nosotros es indicarnos el camino, el bodhisattva está dispuesto a hacer cualquier cosa, incluso a dar su vida, con tal de ayudarnos al Despertar. Es decir, pienso que el bodhisattva surgió para ofrecer un modelo alternativo al del arhat. Igual que el cristianismo se distinguió pronto del judaísmo del que provenía por la creencia en un salvador, Jesucristo, fue la figura del bodhisattva la que llevó a la distinción entre un budismo mahayana y otro hinayana.


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