Del brunch al “drunch” en The Hat

Habéis leído bien. El concepto “brunch” parece que se va quedando pequeño y los nuevos establecimientos empiezan a adoptar la tendencia estadounidense del “afterbrunch”. En The Hat, un hostel juvenil, cosmopolita y rompedor con calidades de lujo junto a la Plaza Mayor, no solo la adoptan, sino que la patentan con un nombre propio: “drunch”.

¿Y qué es el drunch? Probablemente en lo primero que se piense (o al menos lo primero en lo que pensamos nosotros) es que se trata de una comida que se prolonga hasta la cena, frente al desayuno que se alarga hasta la tarde. Dos de los cinco socios y propietarios de este establecimiento van un paso más allá. “Es un brunch tardío, sí, pero además es un brunch en el que se cambia el café por los cócteles y los combinados”. Un brunch en el que se le da al tema “drink”, en pocas palabras, en la espectacular azotea del edificio.

Allí mismo nos hablan del proyecto Alfonso y Nacho con un tarrito de cristal repleto de Bloody Mary en la mano, mientras grupos de amigos, jóvenes familias, locales e internacionales van y vienen a una barbacoa de la que salen brochetas y ricas hamburguesas, protagonistas de este peculiar brunch que se cierra con el tintineo de las copas hasta la noche.

El espacio no tiene grandes pretensiones, es sencillo, cuco, como un patio de vecinos del Madrid antiguo pero situado en las alturas y con unas vistas maravillosas. Cruzamos los dedos para que el invierno lo respete o tengan a bien climatizarlo (es la idea) sin cargarse el ambiente tan conseguido y tan cool que han logrado. Si el sábado no es tu día no te preocupes, cuentan con una carta de pica picas para el resto de la semana y con paella los domingos, si te apetece más que la carne a la brasa.

Es ecléctico este lugar, desde luego. Lo es en su totalidad. Desde el gastrobar de abajo que funciona como recepción, hasta cualquiera de las 42 habitaciones equipadas a la última, funcionando algunas en modo albergue (cuartos múltiples) y otras como las de un hotel habitual, aunque todas cuentan con los servicios de un negocio hotelero de categoría. Ese podría ser su claim: “Comidades de hotel con experiencia de hostel”, porque los huéspedes socializan, se conocen y se divierten juntos. The Hat se encarga de ello también gracias a The Cave, otro espacio en el sótano con programación cultural y de ocio.

Al eclecticismo ayuda también su propio diseño interior, enmarcado en un palacete del siglo XIX devuelto a la actualidad por el estudio Aaprile. Maderas, forjas, elementos vintage y chispeantes ilustraciones se dan la mano y acompañan a ese “smart traveler” que busca aquí su alojamiento por las distintas estancias. Todas y cada una de ellas hacen de The Hat un destino apetecible en sí mismo, un indiscutible punto de encuentro, un hogar fuera de casa. “Wherever I lay my hat, that’s my home”.

Imperial, 9. Tlfn. 607 201 981