Revista Educación
Instruir es tratar de convertir la mente en una biblioteca, aupar al alumno sobre el conocimiento de otros a los que culturalmente consideramos autoridades, hacer del conocer un camino hacia el desconocerse, en definitiva, es hablarle a alguien de la grandeza del ser humano empequeñeciéndole. Educar es descubrir en el alumno esa grandeza, ponerle en contacto con su propia sabiduría, invitarle a recorrer el camino del autoconocimiento, hacerle sentir fuente de creatividad, conseguir de cada encuentro entre alumno y maestro un instante único en el que sus corazones reconozcan sus propias músicas. Una educación así es en sí misma el mejor canto a la vida, ¿qué esperamos para llevarla a nuestros hogares y a nuestras aulas …? No hace falta más recurso que el de aprender a escuchar nuestros corazones.