.
La lectura de un interesante artículo de hoy en The Scholarly Kitchen, sobre la delicada situación de la privacidad ante el advenimiento de las Google Glass, me ha llevado a pensar sobre las consecuencias de esa tecnología en relación con los derechos de propiedad intelectual.
.
Por ejemplo, alguien leyendo un libro con esas gafas puestas, puede ir grabándolo o transmitiéndolo en directo para otros lectores, en tiempo real. Una vez que las gafas sean tan comunes como los móviles, y tan perfectamente camuflables bajo cualquier diseño (no el de la foto de arriba, claro, que da mucho el cante pirata), ¿cómo ponerle puertas al campo ya tan invadido por el incontenible flujo de información?
.
Enrólate en el Otto Neurath