Dirigida por Peter Docter (Monstruos S.A., Up), nos cuenta la historia de Riley, una joven de 12 años, a través de las emociones que hay en su cabeza: Alegría, Tristeza, Miedo, Rabia y Asco (cuestionable traducción de Disgust, de la versión original). Riley, junto a sus padres, tienen que mudarse por problemas laborales y eso sirve de detonante/conflicto para que las experiencias nuevas que vaya viviendo pongan a prueba a sus cinco emociones, que son las verdaderas protagonistas. Con una creatividad propia solo de grandes maestros, Del Revés se introduce en la mente de los tres miembros de la familia mostrándonos quiénes son y por qué hace lo que hacen. En este caso, centrada en la mente de una pre-adolescente con sus conflictos, sueños, y recuerdos significativos de su infancia.
Quién no se ha divertido con los juguetes más famosos del cine (trilogía de Toy Story), a la vez que reflexionaba sobre la pertenencia, las etapas de la vida y la necesidad de una compañía humana; quién no se ha conmovido durante los primeros minutos de Up, una de las mejores aperturas de la historia del cine; quién no ha recuperado la capacidad de asombrarse y vibrar, al vivir la aventura de Monstruos S.A.; y quién no ha mirado con positividad, creatividad y hermosa curiosidad cualquier circunstancia gracias a Remy y a la maravillosa Ratatouille. Por ejemplo.
Pixar ha recordado que las películas son experiencias que impulsan el cambio. Y hoy, como otras muchas veces en la historia, estamos hambrientos de una palabra distinta de crisis. Todas estas indignaciones, lamentos y frustraciones, quejas y olvidos, gritos y silencios ahogados, culminan, si somos serios, con una mirada hacia dentro… Pixar nos indica que así no, que mejor… Del revés.
Carlos Aguilera
Pantalla 90