Mucho se ha hablado ya del derrame de BP, que comenzó el 11 de abril en el Golfo de México, pero este no es un caso aislado. Aún tenemos en el recuerdo al Prestige, y al Exxon – Valdez y, desgraciadamente, estos derrames ocurren más a menudo de lo que pensamos. En Nigeria se pierden en el mar, cada año, cantidades impresionantes de crudo extraído de una zona de gran biodiversidad donde los continuos derrames ya han afectado a pescadores y cazadores, a los agricultores y a las personas que dependen del bosque. Un país pobre no se puede permitir afectar de esta manera a los sectores primarios, no puede permitir afectar su futuro, no se puede permitir siquiera quejarse, ya que las noticias sobre este tema no llenan titulares.
Si hablamos de los Estados Unidos la cosa cambia. Aparecen datos espeluznantes: ya son casi 300 millones de litros de petróleo vertidos, un promedio de 5000 barriles diarios, acercándose peligrosamente a la costa sur de los Estados Unidos. El liderazgo de Obama se ve desafiado por una situación inesperada.
No solo hablamos de la contaminación del agua, el aire y las costas, los daños son cuantiosos en términos biológicos. Los animales, peces, aves, tortugas, entre otros, mueren lentamente, ya que a la imposibilidad de moverse, se suman la imposibilidad de alimentarse y de beber e incluso, como en el caso de los mamíferos marinos, de respirar. El New Yorker nos sorprende con una reinterpretación del trabajo de Escher donde se muestra a muchos animales afectados por el petróleo.
Incluso en términos sociales es un gran problema, si tomamos en cuenta los impactos económicos e incluso los emocionales. Se ha hecho evidente que, de momento, dependemos de los combustibles fósiles, y, por tanto, las perforaciones para extraer gas y petróleo siguen siendo necesarias para nuestra sociedad.
Cambiar de paradigma es la mejor solución. Debemos romper este vínculo apostando por una alternativa efectiva y rentable: las energías limpias, pero también controlando el consumo. El camino hacia la sostenibilidad lo comenzamos en casa, luchando contra el cambio climático.