Imagen de Fotos de Salud
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Fue gratificante ver publicado un post literalmente sin ni ninguna alteración, gracias a Helena Gil, ya que podría haber resultado incómodo para algunos lectores. A continuación podéis leer un fragmento del mismo.
Y llegados a este punto, debemos ser autocríticos. Somos nuestro mayor enemigo, a parte de la falta de ambición, por ocupar nuestro lugar, y la ausencia de interés por el reconocimiento respecto a otras profesiones; tenemos que desviar la vista de la masa y mirar hacia los supuestos “líderes”, aquellos que debería defender la necesidad de la enfermería como pieza fundamental y no lo hacen “para no molestar”, o por mera comodidad. Aquellos que llegaron a convertirse en referentes y cuando lo fueron se acomodaron y se dedican a limitar a quienes los rodean para no sentirse amenazados por otros, sin darse cuenta que están cavando su propia tumba y flaco favor le hacen a la profesión. Esta profunda y prolongada ausencia de liderazgo es la que realmente ha sumido en la desesperanza y en la sumisión a la enfermería, que ha visto como la profesión se ha devaluado socialmente sin que nadie haga nada por ella.
Como se puede comprobar en el post tratamos de trasmitir las sensaciones que percibimos del ánimo enfermero a través de las redes sociales e internet, ensalzado por los escándalos que se están publicando últimamente, y al mismo tiempo se hace un llamamiento al levantamiento de las bases contra la esa situación de desconsuelo y apatía en la que está sumida la profesión.Por tanto, el debate, el futuro de la profesión enfermera se está hablando. El primer paso para solucionar un problema es reconocerlo, e intentar buscar solución al mismo. Al fín está habiendo controversia (sólo hace falta leer los comentarios) sobre cual sería la manera de abordar los problemas de la enfermería. Se están planteando posibles vías y alternativas, se habla de nuevas competencias, de asumir las de otros, de Enfermería de Práctica Avanzada, de que probablemente no tengamos la suficiente fuerza de negociación como para conquistar algo más de las migajas que quieran dejarnos.Todo lo anterior viene a poner encima de la mesa, lo que ya hemos dicho anteriormente, no hay líderes enfermeros con la suficiente entidad como para enfrentar estas actuaciones, para conseguir la unión de la profesión en pos de mejoras (ya sean competenciales, de reconocimiento, salariales o del tipo que sean). Los líderes actuales o buscan un beneficio propio, o bien carecen de las habilidades y el respaldo suficiente para abanderar un cambio tan profundo como algunos pretendemos en la profesión.
Por tanto, mientras se mantenga el sentimiento de apatía en las bases y no se cambie por el de responsabilidad profesional (aquella de la que tanto hacemos gala, y de la que a veces tanto se adolece); y no haya una entidad enfermera lo suficientemente representativa, liderada por valientes que movilicen masas, y sigan reinando los lobbies que preguntan/usan el "para qué?", seguiremos llorando y sufriendo las penas que nos merecemos.Mientras la enfermería no asuma su propio control, seguirán siendo otros los que dictarán el rumbo que esta debe seguir.
@carlosnunezo @homosanitarius