Revista Espiritualidad

Desapegarse

Por Buenhabit

Businessman with car trouble in desert
El apego a personas o cosas nos proporciona vínculos afectivos, de seguridad y de pertenencia. Tener apego a nuestros seres queridos, a nuestro perro, a nuestra casa o a nuestro coche es un sentimiento lógico, humano, loable. Se dice, por el contrario, que alguien es desapegado, cuando aparentemente tiene pocos lazos afectivos, es desprendido, parece no aferrarse a nada y que da poco valor a sus cosas.
Los budistas ensalzan "el desapego" como única forma de encontrar la felicidad. La clave según ellos consiste en transformar el egoísmo en desinterés. Entendiendo por desinterés, el ser generosos, compartir y aceptar los hechos tal como se presentan. Si consideramos que nada ni nadie nos pertenece, evitamos el temor a perderlos y si eso sucede, lo aceptaríamos como algo natural, intrínseco al propio fluir de la vida.
Dicen: “Si amas algo déjalo libre, si vuelve a ti, es porque siempre fue tuyo y si no vuelve, es porque nunca lo fue”.
 En nuestra cultura occidental, el apego forma parte de nuestra forma de entender la vida y nos resulta casi imposible imaginarla de otra manera.  Lo malo es cuando estos apegos nos impiden avanzar. Vivir de recuerdos, añorar otros tiempos, acumular objetos, mantener relaciones conflictivas, nos atan e imposibilitan de disfrutar plenamente del presente y proyectarnos al futuro.
  
Desapegarnos un poco, soltar lastre, andar más ligeros de equipaje, tanto físicamente como emocionalmente, nos ayuda a levantar vuelo, iniciar nuevos proyectos, a ser más libres para tomar decisiones.
Analiza tus apegos físicos y mentales y elimina los que no te aporten valor o te resulten tóxicos:

  • Deshazte de las cosas rotas o que ya no sirven. Sólo conserva las que realmente tienen un valor sentimental para ti. Procura que sean muy pocas. Un sentimiento hacia alguien, o un recuerdo de un momento o viaje, lo puedes concentrar en un solo objeto y no repartirlo entre una docena. Elige el que te guste más o te aporte más valor. El resto dónalo o recíclalo.
 
  • Repara, pinta y rehabilita tu hogar. Si heredas algo, respeta su origen, pero adáptalo a tus necesidades. Las cosas y las casas son para disfrutarlas, utilizarlas y vivir en ellas. No conviertas la tuya en un mausoleo. 

  • Cuida tus cosas, mantenlas en buen estado, pero si ya no te sirven, cámbialas. Si tu coche te deja tirado cada dos por tres y te lo puedes permitir, cámbialo. Aunque hayas compartido con él muchas caravanas domingueras y a primera hora de la mañana sea el primero en saludarte. Él ya ha hecho su función.

  • Aléjate de personas que te crean malestar. Analiza que vínculo te une a ellas. Si puedes evitarlas, hazlo. 

  • Evita mantener relaciones afectivas in tempestuosas, con grandes altibajos, grandes pasiones y grandes dramas. Analiza si se trata de un apego adictivo y por tanto tóxico. Suelta lastre, desapégate. 

 Ahí está el reto, en saber apegarse a lo que verdaderamente importa y soltar el resto. 
Que tengáis un buen día,
Montse.

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